Saturday, December 13, 2008

Descentralización fuera de control en Chile

Por Herman Beals
NUEVA YORK. La descentralización poblacional de Santiago y otras ciudades grandes y medianas, como Curicó, Talca y Linares, está causando efectos negativos en muchas comunidades pequeñas de Chile, cuyos residentes originales temen que sus pueblos y aldeas pierdan las características que durante siglos las hicieron agradables y acogedoras.
“El exceso en la construcción de unidades de vivienda está atrayendo mucha gente y con ello nuestro pueblo está perdiendo las tradiciones que lo hacían único en la región”, dice Jaime Yáñez Lara, ex alcalde de Villa Alegre y actual presidente de la Cooperativa Vitivinícola de Loncomilla, a las orillas del río de ese mismo nombre.
Yáñez Lara formuló sus comentarios durante una conversación telefónica con un amigo que, por coincidencia, vive en la zona productora de vinos del estado de Nueva York, conocida como Finger Lakes (Lagos Dedos).
La mayoría de las 100 o más viñas de la región están en las riberas de los numerosos lagos que hay en la zona. Son conocidos como Finger Lakes porque son angostos y largos, como los dedos de una mano. Sus viñas, generalmente de sólo algunas hectáreas, producen una amplia gama de vinos, algunos de buena calidad, pero sin estar a la altura de, por ejemplo, los mostos de Chile o California.

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La nieve no afecta la producción de vino en la región de Finger Lakes. Foto tomada por Herman Beals Jr.

Hasta hace unos años, relata Yáñez Lara, la gente de Villa Alegre era como una gran familia. Todos se conocían y trataban de ayudarse los unos a los otros. Ahora el pueblo se ha convertido en una especie de “comunidad dormitorio” para personas que aprovechan la abundancia de viviendas baratas que han ido desplazando a los viñedos y otras plantaciones.
Hace unos 20 años en el pueblo y sus alrededores vivían unas 5.000 mil personas. Ahora se calcula extraoficialmente que la población ha subido a más de 7.000 u 8.000 residentes sólo en el sector urbano, sin contar los múltiples barrios de viviendas que siguen apareciendo en los alrededores.
Uno de los orgullos de Villa Alegre son –o eran—sus calles plantadas con aromáticos naranjos. Los vecinos y la Municipalidad se preocupaban del cuidado de los árboles y sus naranjas eran donadas a orfanatos u otras instituciones.
Los árboles todavía están allí –por lo menos en la larga arteria principal, la plaza y otras calles--, pero más bien por inercia que meticuloso cuidado.
Es dudoso también que los nuevos residentes compartan el orgullo de las familias villa alegrinas tradicionales por el hecho de que el pueblo es el lugar donde vivió el abate Molina y porque el historiador Francisco Antonio Encina estuvo estrechamente vinculado a Villa Alegre como diputado por la región de Parral, Linares y Loncomilla. Los restos del abate Juan Ignacio Molina y González descansan en la iglesia de Villa Alegre.
Durante su paso por la municipalidad, hace más de tres décadas, Yáñez Lara se esforzó por mantener las tradiciones y el espíritu del pueblo, como muchos años lo había hecho el alcalde Serafín Gutiérrez, un español mal hablado que hizo de Villa Alegre su hogar e impulsó obras que llenaron de orgullo a la localidad situada entre San Javier y Linares.
Yáñez Lara y otras personas consultadas, creen que es tiempo de que las autoridades tomen nota de lo que está ocurriendo y se abstengan de permitir la construcción de nuevas poblaciones, como las 600 unidades de vivienda que han sido aprobadas para un terreno donde antes se producían sabrosas uvas, cerca del vecindario de Certenejas, justo en las afueras de Villa Alegre.

Friday, December 12, 2008

Otra cosa es con guitarra*

Por Herman Beals

Los latinoamericanos acostumbran decir “otra cosa es con guitarra” cuando alguien acostumbrado a las promesas fáciles se enfrenta a una tarea difícil y hasta imposible de cumplir.
El dicho popular parece aplicarse ahora a Barack Obama, el presidente electo que, como candidato, ofreció cambio y prometió terminar con la política al estilo de Washington, despertando felicidad y hasta histeria entre las jubilosas huestes izquierdistas.
Pero, ¿que hizo el político demócrata tan pronto como aseguró la presidencia? Descubrió que la felicidad estaba en la moderación y en el centro.
Esa conversión, verdadera o simulada, es la única forma de explicarse que, salvo por dos o tres excepciones, Obama haya elegido a una plétora de centristas y hasta derechistas en materia de relaciones internacionales, para integrar su gabinete.
Aunque los liberales y los pacifistas siguen dando el beneficio de la duda al campeón del prometido “cambio”, ya empiezan a escucharse algunas expresiones de inquietud, que podrían hacerse más fuertes después de que Obama llegue oficialmente a la Casa Blanca el 20 de enero.
Incluso entre quienes siguen cantando loas en la prensa al presidente electo, hay señales de que el aparente viraje centrista del político demócrata está siendo observado cuidadosamente.
“Centrista de closet”, tildó al presidente electo Michael Gerson, columnista del Washington Post, diario que respaldó a Obama y no se cansó de alabarlo durante toda la campaña presidencial.
“Es un equipo generoso en su moderación, sorprendente por su continuidad, asombroso por su estabilidad”, escribió Gerson, quien no es mezquino con los adjetivos cuando se trata de Obama.
Pero enseguida menciona a tres de los más prominentes miembros del gabinete anunciado por Obama como continuadores de las tradiciones y usos de Washington: el secretario de Defensa republicano Robert Gates que accedió a seguir en el cargo en el próximo gobierno, Hillary Clinton, quien renunciará a su cargo en el Senado para ponerse a las órdenes de su ex rival como Secretaria de Estado.
Gates ha sido el ejecutor de la guerra de Iraq en su última fase y Hillary Clinton, además de haber sido la empedernida rival de Obama durante las elecciones primarias, apoyó ese conflicto armado en sus comienzos, y mantuvo otras posiciones contrarias al entonces precandidato demócrata.
Otros rostros en el gabinete que no se ajustan a los preceptos liberales son los del propuesto secretario del Tesoro, Timothy Geithner, no muy conocido del público pero de todos modos un experto en navegar los pasillos políticos de Washington, y el general retirado James Jones, quien no es precisamente un pacifista y hasta hace poco era asesor del presidente George Bush para asuntos del Oriente Medio.
En el gabinete anunciado hay diversos otros personajes que no pueden ser catalogados de “liberales” y dispuestos al “cambio”, la mayoría de ellos resucitados de la época de Bill Clinton, un hecho también sorprendente, porque Obama trató de alejarse del ex mandatario durante gran parte de la campaña.
Entre todos esos ex “clintonianos”, sólo Susan Rice, quien como embajadora ante las Naciones Unidas integrará el gabinete, es quien más se asemeja a la idea del “cambio” tan proclamado por el candidato Obama,
Susan Rice, junto con el gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, estuvieron entre los primeros y más prominentes miembros del “Clan Clinton” que decidieron cambiar de colores y abrazar la candidatura de Obama.
La nueva embajadora ante las Naciones Unidas, quien fue la máxima asesora de política exterior de Obama durante la campaña, es una de las mejores esperanzas de los liberales. Su misión será limar las asperezas actuales y alinear a Washington con la organización mundial, lo cual podría significar importantes cambios en las relaciones con algunos países hasta ahora adversarios, Cuba entre ellos.
Richardson, pasado por alto para el cargo de jefe de la política exterior, que era lo que realmente ambicionaba, tendrá de todos modos su recompensa en la Secretaría de Comercio, según se ha anunciado. Hasta ahora es el único político de origen latinoamericano que ha cosechado por el apoyo electoral a Obama.
El gabinete anunciado es tan centrista, que hasta los republicanos aplauden a Obama por “su buen criterio”. Pero, como se sabe,”una golondrina no hace verano”, el nuevo gobierno ni siquiera ha empezado y muchas cosas podrían cambiar en el futuro.
*Aparecido originalmente en Univisión Radio

Justicia y Elián González*

Por Herman Beals
Los expertos consideran que Barack Obama no encontrará problemas en el Congreso para la ratificación de su entero gabinete, con una posible e importante excepción: la del propuesto secretario de Justicia, Eric Holder, cuyo nombre ha estado vinculado con dudosas acciones en el pasado, una de ellas la vergonzosa entrega del niño Elían González a la dictadura de Cuba.
Holder es considerado, junto con la designada embajadora ante las Naciones Unidas, Susan Rice, como dos de los más allegados colaboradores liberales escogidos por el presidente electo para que le ayuden a gobernar.
Si es confirmado, el abogado de Washington sería el primer secretario de Justicia negro de la nación. El cargo, también conocido con el nombre de Procurador General, es de vital trascendencia para la política que se desee implantar, especialmente en materias sociales y de seguridad nacional.
Cuando el niño en aquel tiempo de seis años fue devuelto a su padre, en una maniobra usada ampliamente como propaganda por Fidel Castro -la madre del menor había muerto en su intento por alcanzar la libertad con su hijo- Holder fue uno de los actores principales en la decisión, en su carácter de subsecretario de Justicia bajo Janet Reno.
En una famosa entrevista en el canal de Fox ,hecha por Andrew Napolitano, el ex juez convertido en personalidad de la televisión, Holder negó que el niño hubiera sido arrebatado de las personas con que vivía por la fuerza de las armas.
Para mala suerte de Holder, la pantalla había sido dividida en dos y mientras él negaba el uso de armas, la otra mitad del televisor mostraba a un agente armado con un fusil de asalto en el proceso de apoderarse del aterrado niño. La imagen ganó posteriormente el Premio Pulitzer al fotógrafo Alan Díaz.
En otra entrevista, con el ahora fallecido Tim Russert, Holder negó que se iban a usar armas para, en efecto, secuestrar al niño y dio seguridades de que la medida no se tomaría en la oscuridad de la noche.
Después del hecho, Russert volvió a entrevistar a Holder por el cambio en el procedimiento. Sin inmutarse, el funcionario le respondió que no estaba seguro de que podía calificarse de “dramático” lo que había ocurrido.
Y, con respecto a su afirmación anterior de que la operación no se haría en horas de la noche, explicó, también sin arrugarse: “Esperamos hasta las cinco de la mañana, justo antes de la madrugada”.
Pero el triste episodio del niño cubano no es el único escándalo que podría surgir durante el trámite de confirmación legislativa, posiblemente poco después de que Obama asuma la presidencia el 20 de enero.
La prensa, incluso la que se ha mostrado incondicional de Obama, ha resucitado estos días otras tres instancias escandalosas, o por lo menos polémicas, en las que el candidato al Departamento de Justicia intervino durante la época de Bill Clinton.
La actuación de Holder en el perdón presidencial del fugitivo millonario Marc Rich es probablemente aún más controversial que su papel en el caso del niño cubano.
En sus últimas horas como presidente en el año 2001, Clinton perdonó a Rich –cuya esposa figuraba entre las personas más generosas en sus donaciones en dinero al mandatario—y el delincuente se libró así de la cárcel por numerosos cargos de evasión y fraude de impuestos y negocios ilegales con transacciones petroleras.
En vez de oponerse, Holder apoyó el perdón, diciendo que su actitud era “neutral, inclinándose hacia lo favorable”.
Más tarde se disculpó públicamente, pero el mal ya estaba hecho.
Dos años antes, se informó que Holder había estado de acuerdo con otorgar clemencia a 16 miembros del grupo terrorista puertorriqueño Fuerzas Armadas de Liberación Nacional, a pesar de que el FBI y fiscales estatales se oponían a la medida.
Aún antes de eso, en 1996, Holder, siempre en su condición de subsecretario de Justicia, se opuso a una petición republicana de que se designara a un consejero independiente para investigar el origen de fondos en la campaña presidencial, aunque había fuerte evidencia de ilegalidad en las contribuciones de dinero a determinados candidatos.
Nadie duda de que el postulante a la cartera de Justicia tiene experiencia y es un abogado destacado. Pero es muy posible que esas cuatro situaciones lo pongan por lo menos en una posición difícil durante las audiencias de confirmación por el Senado.

*Aparecido originalmente en Univisión Radio