Wednesday, December 30, 2009

HIMNO AL SOL


Herman Beals
Fui acogido por la familia Lara, de Villa Alegre, cuando tenía 15 años, en momentos en que mi madre se moría de cáncer.
Desde entonces La Arena, la antigua residencia de adobes y tejas que parecen llorar en el invierno, ha sido “mi casa”, incluso ahora cuando vivo en el otro extremo del continente en la zona de los lagos de Nueva York, una región conocida por sus viñedos y sus vinos, tal como lo es Villa Alegre, aunque los mostos de aquí todavía tienen mucho que aprender de los de allá.
La casa de La Arena descansaba a la sombra de altos álamos, una higuera que daba sabrosos frutos y naranjos y paltos en sus patios, todo ello rodeado de viñas y huertas.
Las huertas y la conducción de la casa eran del dominio de la tía Nana, pequeña, enérgica, experta en ver lo que uno no quería que viera, y con un corazón que no le cabía en el pecho.
Las viñas y en general las tareas agrícolas de La Arena y las otras propiedades de los Lara eran de responsabilidad del tío Carlos, aunque cuando las cosas se ponían difíciles, por una mala cosecha o un vino que no estaba a la altura de lo acostumbrado, la tía Nana siempre tenía la última palabra.
Pero ahora quiero hablar del tio Carloss, quien murió hace poco, a los 95 añoss, una gran parte de los cuales pasó ayudando a los demás.
El tío Carlos era un lector empedernido, no sólo de novelas, diarios, revistas, sino también de textos de historia, filosofía y todo lo que estuviera a su alcance.
Pero también le gustaba echar una canita al aire, y más a menudo de lo que la tía Nana hubiera querido.
La generosidad innata del tío Carlos se convertía en franco derroche cuando estaba bajo la influencia de algunos de los sabrosos vinos que producen las tierras de Loncomilla, donde está Villa Alegre, a una distancia más o menos equidistante de Talca y Linares, en lo que ahora es conocida como la Séptima Región de Chile.
Con el deseo de proteger al tío Carlos, la tía Nana asignó a Jaime, su hijo y, por carambola a mí, a que lo acompañáramos en sus visitas a Villa Alegre, hacia de La Arena si uno tomaba el camino más directo, lo que no siempre estaba en los planes del tío.
Jaime que era –y sigue siendo—más vivo que yo, pronto renunció a la tarea de buen samaritano y la tarea de acompañar al tio Carlos recayó exclusivamente en mí.
La verdad es que ese cuidado era innecesario. Todo el mundo conocía, quería y respetaba a “Don Carlos” y no existía el peligro de que nadie lo atacara al regresar de noche o de madrugada por los caminos de tierra que entonces conectaban La Arena con el pueblo.
El peligro estaba en un grupo de amigos con quienes el tío Carlos jugaba póker en lo que entonces se llamaba pomposamente “Club Social” de Villa Alegre. Bar con una mesa para jugar a las cartas por dinero habría sido lo más apropiado.
Allí, algunos de los más prominentes ciudadanos de Villa Alegre se reunían una o dos veces a la semana para beber, comer de vez en cuando, contar chistes y, principalmente, para robar abiertamente al tío Carlos.
El ´poker era su pasión , pero no su fuerte, especialmente cuando sus “amigos” le llenaban una y otra vez la copa de vino mientras las de ellos permanecían llenas.
Uno podía apostar que el finalizar la jornada, casi siempre después de medianoche, era el tío Carlos quien firmaba más cheques para recuperar las fichas que se había comprometido a respaldar y que estaban en poder de los otros jugadores, nunca frente a él.
Yo veía lo que sucedía, pero no podía hacer nada. Una vez, cuando el robo ya era demasiado, intenté intervenir, pero fui duramente puesto en mi lugar. Un “niño” no debía meterse en las cosas de “los grandes”.
Decenas de miles de pesos –quizás millones—pasaron así a los bolsillos de los “amigos”. La tía Nana tenía razón para preocuparse.
El tío Carlos aceptaba de buen grado las pérdidas y, después de los últimos brindis, emprendíamos el regreso a La Arena.
Pero no por el camino más corto.
Por la ruta más larga, la que pasaba por frente al cementerio y que durante el invierno se inundaba en las partes bajas. La razón para el desvío era que el tío Carlos tenía unas amistades en ese camino y les tocaba la puerta con el afán de conversar y beber una o dos copitas más.
Yo me moría de sueño, pero mi único alivio era que sabía que teníamos que llegar a La Arena antes de que ssliera el sol.
El tío Carlos había hecho un ritual de terminar sus escapadas nocturnas brindando con el sol elevándose de los cerros de la Cordillera de Los Andes, mientras desde la victrola Victor, famosa por su megáfono y el perrito de la RCA, se alzaban las gloriosas notas de Himno al Sol, de Nikolai Andreyevich Rimsky-Korsakov.
Al sonido del violín, la tía Nana sabía que habíamos regresado y por fin conciliaba el sueño.
Yo daría cualquier cosa por escuchar Himno al Sol al lado del tío Carlos otra vez.

Friday, December 25, 2009

UN HOMBRE DE BIEN

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Cruz en el Avila
Herman Beals
Siempre he pensado que los países tienen los presidentes que se merecen y, en las actuales condiciones de Venezuela, estimo que esa creencia es más que acertada.
La muerte del doctor Rafael Caldera, quien gobernó a Venezuela en dos ocasiones —la primera más acertada que la segunda—me trajo a la memoria esa reflexión de que los países tienen los presidentes que se merecen.
Con Caldera al timón, Venezuela era un país digno y admirado.
Con Hugo Chávez como dictador no declarado, Venezuela y los venezolanos sólo derivan compasión, por una parte y repudio por otra.
Compasión porque Chávez y su ideología socialista ha convertido a una gran nación en una caricatura de lo que era.
Repudio porque los venezolanos todavía no parecen darse cuenta de la realidad aún mas amrga que les espera si no tienen la valentía de enfrentar al ex paracaidista y forzarlo a que se vaya del poder.
Muchos pueblos se han enfrentado a gobernantes corruptos y tiranos en el pasado. Eso incluye a los venezolanos que repudiaron las tiranías de Gómez y Pérez Jiménez, a los argentinos que dijeron no a Perón, a los chilenos que se opusieron en un referendo a Pinochet y otros, aún más heroicos, como los checos y los húngaros en los tiempos comunistas de la bota soviética.
Sorprendentemente, los venezolanos parecen haberse resignado a su suerte, como también lo han hecho los cubanos desde hace más de medio siglo.
Los venezolanos pueden haber o no estado de acuerdo con el doctor Caldera, pero hay que ser muy ciego para no ver la diferencia entre el político, fallecido a los 93 años el día antes de Navidad, y el actual gobernante socialista.
La libertad y los derechos humanos florecían en la próspera Venezuela a que yo llegué, poco antes de que Caldera asumiera poor primera vez la presidencia
Las naciones del resto del continente respetaban a Venezuela y a Caldera, un hombre de clara inteligencia, ciento por ciento dedicado al bienestar de su país y sus compatriotas. Obviamente no todos coincidían con sus puntos de vista y sus acciones –lo que se hizo más visible durante su controversial segundo mandato- pero, ni en los momentos más críticos de su gobierno, existía la anarquía, la prepotencia, la ignorancia y los abusos actuales.
Don Rafael fue siempre amigable conmigo y Angélica durante mis ocho años como corresponsal extranjero en Venezuela.
Una vez, durante una de sus conferencias de prensa semanales, el doctor Caldera me preguntó si Angélica ya había dado a luz a nuestro segundo hijo. Cuando le contesté que si, me preguntó por el nombre que le pondríamos al nuevo bebé.
“Carlos Rafael”, le dije.
“Así estás bien con Dios y con el Diablo”, me dijo en medio de las risas de tres docenas de periodistas.
En verdad, el nombre Carlos era por mi querido tío Carlos, quien también acaba de fallecer, y no por Carlos Andrés Pérez, también ex presidente de Venezuela y entonces enconado rival de Caldera, y el segundo nombre, Rafael, por un amigo que teníamos entonces. Pero el presidente fue rápido en captar la coincidencia.
Don Rafael era todo un caballero y lo sigue siendo. Según se ha informado en Caracas, dejó un mensaje póstumo que le retrata de cuerpo entero.
"Asumo con responsabilidad mis acciones y mis omisiones y pido perdón a todo aquel a quien haya causado daño", escribió y expresó el deseo de una Venezuela que viva en
"libertad, con una democracia verdadera donde se respeten los derechos humanos, donde la justicia social sea camino de progreso. Sobre todo, donde podamos vivir en paz, sin antagonismos que rompan la concordia entre hermanos".
"Procuré tener el corazón cerca del pueblo y me acompañó siempre el afecto de mucha gente. He tenido adversarios políticos; ninguno ha sido para mí un enemigo. He intentado actuar con justicia y rectitud, conforme a mi conciencia. Si a alguien he vulnerado en su derecho, ha sido de manera involuntaria".

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Sunday, December 13, 2009

CHILEAN-ENGLISH

Herman Beals
Una vez, cuando era editor de United Press International en Nueva York, escribí una nota diciendo que los chilenos hablaban raro, lo que provocó algunas reacciones adversas. Posiblemente ahora podrían levantarse más cejas con esta afirmación: los chilenos hablan raro y escriben peor, por lo menos en la prensa.
Casi nunca leo ahora a la distancia los diarios chilenos, pero el día de las elecciones presidenciales decidí abrir la edición cibernética de El Mercurio.
Mejor no lo hubiera hecho.
Aparte de una ortografía dudosa, uno de los títulos decía que la actriz Elizabeth Taylor “se ausentó” de la inauguración de su propia joyería en Los Angeles.
Pero resulta que la veterana artista nunca fue a la inauguración, por lo cual no pudo ausentarse.
Una cosa es decir que la señora Taylor estuvo ausente y otra que se ausentó. ¿Y que hay de malo con no asistió?
En la misma edición, se atribuía al capitán de la selección chilena, Claudio Bravo, haber dicho, refiriéndose al grupo en que jugará su equipo en el próximo Campeonato Mundial en Sudáfrica:
“Estamos en un grupo abordable”.
¿Acaso los grupos del torneo son ahora como La Esmeralda y Arturo Prat?’
¿Abordables?
Esa perla apareció en la sección de deportes de El Mercurio, que previsiblemente, se llama “Deportes Full”.
¿Full?
Para mentir y comer pescado hay que tener mucho cuidado.
También para escribir en inglés.
Cuando en Estados Unidos alguién pone gasolina (bencina en Chile) en su automóvil, pide un estanque “full”, si lo quiere lleno.
Cuando alguién ha comido mucho o ha quedado satisfecho dice estar “full”.
Si un diario quiere anunciar que ofrece amplia cobertura deportiva, puede decir, “Total Sports”, pero no Sports Full
Durante una asamblea anual de la Organización de los Estados Americanos, de paso una de las entidades más inútiles del mundo, una periodista chilena me dijo que una de las resoluciones adoptadas en la reunión “no me infla”.
Creí que le había oído mal, que por favor repitiera lo que había dicho.
Me miró sorprendida y me dijo “No me infla”.
Derrotado, le pedí que me explicara. Aún más sorprendida por mi ignorancia me explicó que “no me infla” se traducía como “no me gusta”.
Con toda seguridad puedo decir que esa clase de idioma tampoco me infla a mí.

Saturday, December 12, 2009

"PATIPERROS"

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Herman Beals
Mientras estuve en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile asistía puntualmente a las clases de don Manuel Bianchi, cosa que no ocurría con las cátedras de otros profesores. Eso de debía a que desde el comienzo del segundo año comencé a trabajar en uno de los principales diarios de Santiago y, neciamente, creía que ya lo sabía todo.
Las clases que dictaba don Manuel eran diferentes. Eran largas en anécdotas y cortas en detalles específicos de la historia mundial que se suponía debía enseñar.
Don Manuel había sido diplomático y había recorrido gran parte del mundo. Decía que sus viajes reflejaban el espíritu andariego de los chilenos, una característica conocida como “patiperro” en la jerga local.
Según don Manuel, los chilenos estaban esparcidos por todas partes del mundo, en algunas ocasiones dedicados a los oficios más increíbles para poder sustentar el espíritu aventurero que los impulsaba, como los héroes de las novelas y películas de vaqueros, a “ver lo que había más allá de la próxima colina”.
Una vez, mientras estaba en Egipto, don Manuel decidió visitar las pirámides y, para hacer el recorrido más original, contrató un camello y un guía, quien le ayudó a subirse al incómodo animal, al que tiraba de una cuerda.
A poco de andar, el guía, que sólo calzaba unas precarias alpargatas, tropezó con una piedra y grito “¡chucha!”.
Al escuchar la interjección de dolor (la palabra chucha tiene muchos significados en Chile, en todos los casos no aptos para los menores de edad), don Manuel se dio cuenta de que el guía-camellero era su compatriota.
“Y tú, hombre, ¿qué estás haciendo aqui?”, le preguntó don Manuel desde lo alto del camello.
“Aquí,pues patrón”, le contestó el camellero. “Paseando a huevones como usted”.
Hasta el día de hoy no se quien era más impagable. Don Manuel y sus anécdotas o la instántanea respuesta del “patiperro”, aunque creo que mis simpatías han estado siempre con el camellero.

Friday, December 4, 2009

MORITA

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Herman Beals
Morita es una persona maravillosa. Tiene que serlo para haberme soportado durante 45 años. Nadie más podría haberlo hecho, aunque tengo que confesar que han habido algunos momentos difíciles.
Ennumeraré algunos de esos momentos, pero sólo los que, con el transcurso del tiempo, aparecen más como hechos entretenidos que problemas serios.
A poco de casarnos y cuando Morita estaba embarazada de seis o siete meses con nuestro primer hijo, la enviamos a Valparaíso a cubrir el regreso de la Esmeralda, el buque escuela de la Armada chilena, que volvía de un periplo alrededor del mundo para enseñar a los cadetes los secretos de la navegación.
Digo la enviamos, porque ella era reportera y yo uno de sus jefes en el departamento de prensa en una emisora de la capital chilena.
Cuando Morita regresó, le pregunté como le había ido. “Mal”, me dijo. “El embarazo hizo que me mareara a bordo de la Esmeralda. Estuve tan enferma”. Yo me conmiseré de ella, pero toda mi compasión terminó abruptamente al día siguiente cuando uno de los principales diarios de Santiago publicó en su primera página una foto del capitán del buque bailando una cueca (la danza típica chilena) … con Morita.
Años después, Morita se quedó temporalmente en Virginia, cerca de Washington, donde vivíamos, mientras yo me fui a trabajar con una agencia de noticias en Miami.
A poco de mi estada en Miami, Morita me anunció que viajaría a Miami para verme. Me dijo que llegaría a las 9 de la noche por American Airlines. Yo la esperé diligentemente a esa hora en la puerta de salida de esa aerolínea. Pasaron los minutos, los pasajeros terminaron de salir y Morita no apareció.
Como hay miles de vuelos cada día en Estados Unidos, pensé que ella había perdido su avión y que llegaría en el próximo. Tampoco llegó y para entonces ya habían pasado dos horas.
Preocupado por la posibilidad de que le hubiera ocurrido algo a Morita, commencé a buscar un teléfono para llamar a la casa en Virginia y averiguar qué había pasado.
En esos años no había teléfonos celulares como ahora y, en mi búsqueda de una caseta telefónica, me acerque al mostrador de United. Allí estaba Morita echando fuego por la boca.
Sin ni siquiera saludarme, me armó uno de los más grandes escándalos vividos en décadas por haberla hecho esperar tanto tiempo. Yo, pensando que me había equivocado de aerolínea, me disculpé lo mejor que pude, mientras ella amenazaba con regresar a Virginia en el próximo vuelo.
Finalmente hicimos las pases. Al día siguiente, le conté por telefóno a Herman Jr., lo que había pasado y nuestro hijo no podía creer lo que yo le estaba diciendo.
“Imposible”, de dijo. “Ella viajó por American Airlines, no por United”.
Pero era precisamente lo que había hecho. Hasta hoy no podemos explicarnos como es que viajó en United con un boleto de American Airlines.
Quizás porque eso ocurrió antes del terrorismo del 11 de septiembre, pero aún así lo que hizo Morita era casi imposible incluso antes de los terribles ataques en Nueva York y Washington.
Otra vez, mientras yo cubría un Campeonato Mundial de Fútbol en Alemania, ella y Herman Jr., viajaron hasta esa ciudad para reunirse conmigo y hacer una gira por Europa después del torneo. La esperé durante horas en el aeropuerto y, finalemente decidí regresar a la ciudad, decepcionado, enojado y preocupado.
Cuando descendí del tren que une el aeropuerto con el centro de Francfort, lo primero que vi fue a Morita y Herman Jr. ¿Qué había pasado? Sin escuchar el consejo del niño, habían salido del avión por el pasillo dedicado a los diplomáticos y por eso yo nunca los había visto.
Finalmente, Morita no es el nombre official de Morita. Todos le decimos así porque su apellido es Mora, y su nombre completo Angélica Mora. Sólo en su pasaporte, su licencia de conducir y en los cheques que firma aparece como Beals…. pero así es Morita.

Sunday, November 22, 2009

BR&BC

CANADA  AUG  2009
Nueva locomotora en el puente de Bear Creek, que será pintada con los colores del BR&BC. Foto de Gary Cameron

Herman Beals

Ante la proximidad del frio y la nieve, el ferrocarril Black Rock and Bear Creek (Roca Negra y Estero del Oso) entró en receso hoy, para volver a sus operaciones normales cuando llegue la primavera en el hemisferio norte.
El BR&BC es mi tren de jardín, aunque sería más apropiado llamarlo tren de montaña, porque sus 300 o más metros se extienden entremedio de un bosque, con cataratas, animales caseros y silvestres y pueblos y gente de tamaño proporcional a las locomotras y los vagones.
Siempre me han fascinado los trenes. Mi madre y mi tía Mary recordaban que sus antepasados habían llegado a Chile a trabajar en la vasta red ferroviaria que se estaba construyendo entonces en el país y que ahora, debido a la ceguera de los sindicatos y, especialmente, por la política aún más miope de los gobernantes , está reducida a una caricatura de lo que era.
En Estados Unidos hay miles de trenes de jardín, muchos de ellos verdaderas obras de arte, una condición que yo estoy muy lejos de atribuir al mío. Pero el BR&BC tiene suficientes detalles para llamar la atención de los amigos que lo han visitado y compensa sus carencias artísticas con su eficencia en las operaciones y para transportar mercadería entre sus estaciones.
Toda mi familia ha contribuido al éxito del tren, aunque Angélica –mi esposa—y yo tenemos un desacuerdo fundamental sobre el ferrocarril. Yo digo que estoy ocupado “operando” el ferrocarril. Ella dice que estoy “jugando”.
El tren es “Escala G” o 1:29, que es la proporción que hay entre el tamaño de sus locomotoras y las de un tren normal de pasajeros o carga.
La mayoría de mis máquinas son LGB, una firma alemana que dictaba la norma en la industria hasta que los malos tiempos económicos la llevaron a la bancarrota. El BR&BC también cuenta en su “roster” con máquinas de las empresas norteamericanas Aristo-Craft y USA, aunque son fabricadas en China, como casi todo lo que se vende ahora en Estados Unidos.
Cada una de mis locomotoras está equipada con un “decoder”, similar a un “chip” de computadora, que recibe órdenes inalámbricas. Las máquinas obtienen su poder de las vías, electrificadas con 22 voltios.
El tren opera de abril a noviembre, con breves interrupciones al llegar el otoño para limpiar sus vias e instalaciones de hojas. Este año, con Herman Jr. llevamos dos camionadas de hojas al basurero municipal.

Wednesday, November 18, 2009

DON ENEAS

Herman Beals
Buen Retiro – el nombre de este espacio— era como se llamaba el fundo de mi familia. Desde su centenaria casona en los días despejados se podia ver el Océano Pacífico. Entre la extensa hacienda y el mar, estaba el pueblo de Chanco, de calles polvorientas y , como se decía entonces, un poco “dejado de la mano de Dios”.
Su gente era buena, amable y cariñosa, cualidades comunes en los chilenos de entonces, pero que han ido desapareciendo no sólo en Chanco sino en todo el país, para desazón de quienes recuerdan y añoran los tiempos antiguos.
El progreso , las ganancias económicas y los rencores políticos han transformado a una gran parte de los chilenos. Por supuesto que no a todos, pero muchos son altaneros y “sobradores”, para emplear un término local, más o menos equivalente a petulante. Tanto es así, que en México escuché en una occasion describir a los chilenos “como argentinos mal vestidos”.
Pero, volvamos a Buen Retiro. El fundo era administrado por el tio Eneas, alto, apuesto, de penetrantes ojos azules y bueno pars los chistes.
“Don Eneas” era todo un personaje. Fungía como juez de paz y era frecuente que los carabineros (la policía nacional) se desviaran del camino principal para ir a verlo. Siempre he sospechado que las visitas tenían más, que ver con las comidas y el vino tinto que invariablemente les servían las empleadas, que con una real situación judicial. Incluso de vez en cuando los agentes llegaban con sus presos, atados a la cintura con una cuerda.
Como todos en su familia, Don Eneas era ateo y se reía abiertamente del cura párroco local.
Uno de sus cuentos favoritos era decir que el cura tenía casi tantos hijos como él, lo que a muchos sonaba como exageración.
Don Eneas se ufanaba de tener 100 hijos, aunque nunca se había casado. Esa cantidad era obviamente exagerada, pero entre los vástagos nacidos en Buen Retiro y sus alrededores se podia encontrar a muchachos y muchachas de sospechosos ojos azules.
El hombre hacía honor a la narrativa de “Gran Señor y Rajadiablos”, la novela del gran escritor Eduardo Barrios, famosa en esos tiempos.
Buen Retiro producía trigo, lentejas, papas y otras cosechas, además de que en sus potreros había abundante ganado vacuno, caballos y cientos de ovejas y cabras, lo cual permitía subsistir a los hermanos y hermanas del tío Eneas, como también a la numerosa prole de éste.
Para desesperación de mi madre, a mi me gustaba acompañar a los trabajadores en sus labores diarias y éstos se esforzaban por devolverme lo más sucio y enlodado possible al final de las faenas diarias. Mi favorito era don Ignacio Amaya, porque era el único que sabía como operar la cortadora de trigo y otras maquinarias agrícolas.
Había muchos campesinos como don Ignacio, leales y sacrificados. Algunos de ellos vivían en casas de adobe situadas en diversas partes de Buen Retiro. Eran conocidos como “medieros” porque junto con sus viviendas, los patrones le proporcionaban algunas héctareas para que sembraran trigos, papas y lo que quisieran. El patrón – en este caso el tío Eneas—le proporcionaba las semillas y los bueyes para que trabajaran la tierra. La cosecha era repartida luego en una mitad para el fundo y la otra para los peones. De ahí el término mediero.
Los trabajadores parecían aceptar estos términos de buena gana, salvo en los casos en que patrones, como el ineffable Don Eneas, hicieran alguna visita no autortizada a sus esposas o sus hijas.
De eso hace muchas décadas. A los 15 años me fui de Buen Retiro y nunca más he vuelto, aunque me pareció que ahora, desde Nueva York, este espacio llevara ese nombre.

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Thursday, October 29, 2009

EL DOCTOR, MINCHO Y DOÑA JUANITA

El doctor, Mincho y doña Juanita

Herman Beals

En Chanco y prácticamente en toda esa región costera de Maule, había dos automóviles y una micro, como se llamaba entonces a los autobuses.
Uno de los autos, un Ford, pertenecía al doctor Pedreros, quien era el único médico del hospital y a quien todos querían y respetaba porque nunca dejaba de atender a un enfermo, muchas veces sin cobrar por sus servicios.
El doctor era un hombre jovial, amable, bueno para el vino tinto y gran contador de chistes y anécdotas.
Con sus anécdotas se podrían haber escrito volúmenes. Yo era un muchachito entonces, pero recuerdo con gran cariño lo que el doctor Pedreros contaba sobre su hijo mayor, que creo se llamaba Benjamín, pero a quien todos le decían Mincho; y una de sus pacientes.
Una señora llegó al consultorio y pidió ver al médico , diciéndole “Mincho, doctor, Mincho”.
El doctor la examinó y le explicó: “Señora, usted no está hinchada. Está embarazada”.
La mujer lo miró y le replicó: “Doctor, eso es lo que le he estado tratando de explicar. El culpable de mis males es “Mincho”.
En el vernacular campesino chileno, el médico había creído oir “Me hincho”. El buen doctor nunca contó como había terminado la historia.
El otro automóvil era un elegante Buick y pertenecía a doña Juanita Fernández, una mujer adinerada y muchas décadas más avanzada y liberal que sus conservadoras compatriotas.
Doña Juanita se teñía el pelo rubio, se vestía con pantalones negros siempre bien planchados, usaba blusas multicolores y numerosos brazaletes que emitían sonidos musicales cuando accionaba con las manos.
Doña Juanita tenía un hermoso fundo cerca del faro de Punta Carranza, que en el siglo XIX orientaba a los buques que se acercaban mucho a la costa, azotada por olas furiosas.
Otra de sus propiedades estaba en el camino de Chanco a Cauquenes, que ese tiempo era la capital de la provincia de Maule. Ese terreno, cubierto de pinos se llamaba “Tierras de Panllevar” por lo rojizo de su suelo.
Una vez, doña Juanita regresaba desde Cauquenes y más o menos donde estaba la entrada a las Tierras de Panllevar, la pasó un camión que no le dejaba ver la carretera debido al polvo que levantaba. Pasarían muchas décadas antes de que la ruta fuera pavimentada.
Doña Juanita soportó el polvo durante algunos minutos, pero cuando las curvas se pusieron peligrosas, no aguantó más: bajó la ventana de su Buick, sacó el revólver que siempre llevaba consigo, apuntó y reventó las dos ruedas traseras del camión, y siguió ya sin problemas de visión.
“Le pagué las ruedas después”, comentaba, riéndose.

Monday, October 26, 2009

Escalera Al Cielo

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Herman Beals
Texas

Si los texanos pudieran juntar todos los restos de maquinaria petrolera y agrícola, vehículos viejos y molinos extractores de agua abandonados que hay en los patios de sus casas, y hacer con ellos una montaña de ruinas, probablemente podrían llegar al cielo.

En todos mis viajes al gran estado de Texas, siempre me ha maravillado la cantidad de hierro enmohecido que hay en esos equipos, camionesd y automóviles dejados a su suerte después que dejaron de ser útiles.

No es que los texanos sean sucios. No hay montones de basura entre las ruinas, como sucede en partes del estado de Nueva York, por ejemplo o en algunos sectores de Filadelfia, la ciudad del eterno amor pero también de la decadencia ruinosa.

El lema del estado es un amenazante “Dont mess with Texas”, lo que, en su sentido orginal quería decir que nadie debía meterse, militar o políticamente con la región, en la que todavía hay resabios de república independiente, separada de Estados Unidos.

En la actualidad, el lema de “No se metan con Texas”, se aplica más bien al medio ambiente y la necesidad de mantener el estado limpio. Es un juego de palabra, porque “mess” usada como sustantivo significa basura, desperdicios.

Los texanos son orgullosos de su tierra, generadora de de petróleo, vacas y productos agrícolas y, en el pasado, de los tradicionales “cowboys” hechos legendarios primero por los relatos de Zane Grey y, después, por John Wayne y sus películas basadas en su creencia de que “un hombre tiene que hacer lo que tiene que hacer”.

El petróleo ha ido desapareciendo, pero las vacas todavía siguen existiendo en grandes cantidades en los campos texanos. Los vaqueros ya no andan más a caballo; ahora usan jeeps y camionetas, pero su función es la misma: cuidar el ganado, asegurarse de que los pozos proporcionen agua en la tierra a veces semi desértica, que los terneros sigan a sus madres y que, cuando llegue la hora, los animales sean llevados a corrales para su venta y su sacrificio final.

En medio de este paisaje de maquinaria abandonada, pozos petroleros secos, molinos de viento cuyas aspas no han rotado desde hace años, millones de vacas, cabras y ovejas, Texas se ha alzado como un estado de inmensas riquezas tecnológicas, científicas y electrónicas que generan un producto interno bruto similar al de la India o Canadá.

Sus ciudades son modernas y su población es una mezcla de todas las nacionalidades con prominencia de mexicanos que, por algo, eran los dueños del amplio territorio hasta que lo perdieron en el pasado.

Todo eso es evidente a simple vista. Los texanos se ufanan de que en su estado “todo es más grande”, y en cierto modo lo es. Las distancias son enormes, un café “pequeño” equivale a un café “grande” en otras partes. La amabilidad de su gente es legendaria, como también lo es su seriedad cuando llega el momento de serlo.

Y en medio de todo esto, para un observador llegado de otras tierras, como yo, las maquinarias abandonadas y la escalera al cielo que podría construirse con ellas, no dejan de maravillar.

Tuesday, August 4, 2009

Castro y Obama

El colmo de la insolencia
Por Herman Beals

NUEVA YORK. Que Raúl Castro diga “yo no fui elegido” para abandonar el socialismo en Cuba es el colmo de la insolencia y el cinismo.

Y que el gobierno estadounidense de Barack Obama trate de hacerse amigo de los hermanos dictadores de Cuba es el colmo de la ignorancia y la estupidez.

Los mismos cubanos están divididos sobre la conveniencia de mantener el embargo a Cuba y de hasta haberlo aplicado hace medio siglo.

El bloqueo económico no puede atribuirse a Obama ya que más de media docena de presidentes –demócratas y republicanos—lo han mantenido y alimentado desde que fue impuesto hace 47 años. Pero sí se puede acusar al actual gobierno de hacer concesiones a la tiranía cubana sin obtener nada a cambio.

Como sucede con los musulmanes extremistas y otros grupos que odian a Estados Unidos, Obama está dispuesto a ser insultado por el régimen comunista cubano a cambio de una fútil búsqueda de simpatía.

Raúl Castro, al igual que el hermano que, descaradamente lo instaló en el poder cuando sus intestinos no lo dejaron seguir al frente del gobierno, ni siquiera puede ser llamado presidente. Muchos menos decir que fue “elegido” para mantener el comunismo.


“Tengo que decir con todo respeto a la señora Clinton que a mí no se me eligió Presidente para restaurar el capitalismo en Cuba ni para entregar la Revolución. Fui elegido para defender, mantener y continuar perfeccionando el socialismo, no para destruirlo”, dijo Raúl Castro ante la Asamblea Nacional, otro organismo tan falto de democracia como la presidencia cubana.

Castro, quien antes de heredar el cargo era considerado pusilánime y hasta homosexual por muchos de sus compatriotas, mostraba ahora la suficiente "valentía" como para enfrentar a Hillary Clinton, la secretaria de Estado encargada de ejecutar la política de su jefe y ex rival, Barack Obama.

Esa política se define casi en todos los casos con una palabra: concesiones.

Y de eso se están aprovechando los dictadores del mundo, desde Irán a Cuba.

Mientras Raúl Castro proclama ante sus camaradas comunistas de la Asamblea Nacional que “estamos dispuestos a hablar de todo... menos de negociar nuestro sistema político y social”, Estados Unidos sigue haciendo concesiones.

Para que el régimen comunista no se sienta “ofendido” por el cintillo electrónico que ofrecía noticias sin censura en la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, el gobierno de Obama ordenó apagarlo.

Y como otros gestos de buena amistad, Obama ha decidido reanudar las conversaciones sobre emigración y permitir que los cubanos que viven en Estados Unidos viajen libremente y envien dinero sin restricciones a Cuba.

Probablemente el envío de dólares es una buena causa, porque evita que muchos cubanos prácticamente se mueran de hambre, pero al mismo tiempo ayuda a subsistir a la dictadura.

En el mismo discurso en que Castro hizo saber a Estados Unidos que Cuba seguirá siendo comunista –aparentemente no convencido por los gestos conciliatorios de Obama y Hillary Clinton— anunció a sus compatriotas que su régimen había decidido recortar aún más el presupuesto fiscal, como si eso fuese posible.

Los cubanos están sumidos en la mayor miseria económica de los últimos 20 años, pero su dictador comunica a Estados Unidos que el comunismo no está en venta, no importa que Obama esté colocando la otra mejilla, como ya lo ha hecho con otros enemigos desde que llegó a la Casa Blanca.

Monday, July 27, 2009

Se acaba la luna de miel

Tiempos difíciles para Obama
Se acaba la luna de miel
Por Herman Beals

Hay lunas de miel que terminan la noche de bodas. Con la entusiasta ayuda de sus padrinos en la prensa, la de Barack Obama ha durado casi seis meses, pero hay múltiples indicios de que la bonanza podría estar en una peligrosa etapa de descenso para el carismático pero inexperto presidente demócrata.
El plan de transformar el cuidado de la salud para darle un fuerte toque socialista y el cada vez más voluminoso deficit fiscal han debilitado al presidente.
Los partidarios del mandatario aseguran que Obama sigue tan popular como cuando llegó a la Casa Blanca el 20 de enero. Pero los números desmienten categóricamente esas afirmaciones optimistas.
La respetada encuesta Rasmussen reveló en la última semana de julio que sólo el 29 por ciento de los votantes apoya ahora sólidamente al presidente, mientras que quienes lo desaprueban, también firmemente, han subido al 40 por ciento entre los electores.
Eso es un índice negativo del 11 por ciento, la primera vez que el mandatario es afectado por una brecha de impopularidad de dos dígitos, señaló Rasmussen.
Pero no es sólo el proyecto de ley sobre el cuidado de la salud y su afán por gastar el dinero de los contribuyentes lo que está dando dolores de cabeza al presidente. Es también su desafortunada incursión en el delicado terreno de las relaciones raciales, un tema a menudo llamado el riel electrificado para los políticos por la sensibilidad que despierta.
Sin estar bien al tanto de los detalles, Obama calificó de “estúpido” al policía blanco de Massachusetts que detuvo a un profesor negro de la Universidad de Harvard durante un confuso incidente en la residencia del catedrático, quien es amigo del mandatario.
El profesor, Henry Louis Gates Jr., profirió amenazas y se quejó a los cuatro vientos que había sido arrestado por ser negro y que el sargento James Crowley había estado poniendo en ejercicio la práctica conocida como “perfil racial” contra los negros y los latinos al actuar contra su persona.
Para mala suerte del presidente, la policía había ido a la residencia del profesor para tratar de esclarecer una denuncia de que alguien estaba tratando de entrar por la fuerza a la casa. El sargento y sus acompañantes no podían saber que era el profesor quien había tenido dificultades para abrir su propia puerta.
El profesor cruzó palabras con la policía, y el sargento, probablemente de manera precipitada, lo arrestó. Pero el incidente no fue una estupidez, como proclamó el mandatario, sino una operación para proteger la propiedad privada.
Tampoco ayudó al presidente el hecho de que una vez Crowley trató de resucitar a un basquetbolista profesional negro de Boston que se desplomó, y falleció luego durante una práctica de entrenamiento. Además de eso, el sargento dicta clases en una academia policial sobre la impropiedad del “perfil racial”.
Para tratar de calmar los áninos, Obama invitó al sargento y al profesor a tomar una cerveza en la Casa Blanca. Ambos aceptaron, pero el mal ya estaba hecho.
Los problemas con sus propios correligionarios para impulsar la reforma médica en el Congreso, las denuncias de que está endeudando al país por dos o tres generaciones y las críticas de ciertos sectores de la prensa que antes lo adulaban, han quitado impulso al político que hasta hace poco parecía intocable.
En las próximas semanas o meses podría surgirle un problema adicional. La ahora ciudadana Sarah Palin pareciera tener la intención de hacer campaña por los candidatos republicanos conservadores ahora que ya no es más gobernadora de Alaska, y es posible que Obama esté en su mira.
Esa intención quedó de manifiesto durante un picnic de despedida en su pueblo de Wasilla cuando declaró, en medio de los entusiasta aplausos de los presentes y en obvia referencia a las excusas
de Obama por acciones de gobiernos que le precedieron en la Casa Blanca, que “debemos continuar amando a nuestro país, debemos estar orgullosos de nuestro país y jamás pedir disculpas por nuestro país”.
Música para los oídos de los conservadores. Otra causa de preocupación para Obama.

Wednesday, May 13, 2009

La popularidad de Obama Encuestas versus realidades

La popularidad de Obama

Encuestas versus realidades

Por Herman Beals

NUEVA YORK. El mismo día que se informaba que Estados Unidos deberá pedir prestado 43 centavos por cada dólar que gaste para poder llevar a cabo los ambiciosos proyectos de Barack Obama, la Encuesta Gallup revelaba que la popularidad del presidente había subido del 63 al 66 por ciento en la primera semana de mayo, aunque el endeudamiento del país provoca serias preocupaciones e interrogantes sobre el comportamiento del gobierno demócrata.

La explicación para esa clara contradicción residiría en que la personalidad de Obama sigue entusiasmando a una alta proporción de sus compatriotas y en el hecho de que el mandatario se esfuerza por cultivar su imagen populista.

Los altos números de Obama no son nada nuevo en la historia de los presidentes norteamericanos. Otros, incluso han sobrepasado su 66 por ciento en los primeros meses de gobierno sólo para declinar estrepitosamente con el paso del tiempo. Así sucedió con George W. Bush y hasta con Jimmy Carter, quien es conocido y admirado en el extranjero por su defensa de los derechos humanos pero que, internamente, está considerado entre los más ineptos gobernantes que hayan pasado por la Casa Blanca.

Obama no pierde la oportunidad de achacar todas las miserias financieras actuales a su antecesor, y eso también le atrae simpatías entre sus compatriotas, pero con cada día que transcurre, la “economía de Bush” pasará a ser “la economía de Obama”, con todos los riesgos que ello trae aparejados en estos tiempos de profunda recesión y multibillonario déficit fiscal.

Con el desempleo bordeando el 9 por ciento, la industria automovilística y el sector de la vivienda en ruinas, dos guerra en marcha (en Iraq y Afganistán), con algunos de los más importantes bancos aún en necesidad de ayuda, y con los norteamericanos con poco ánimo de incurrir en gastos que no sean estrictamente necesarios, las difíciles condiciones económicas podrían perdurar más allá de los optimistas cálculos iniciales del gobierno.

Aún así, Obama y su Partido Democrático confían en que la recesión habrá terminado, o por lo menos se habrá atenuado con antelación a los comicios legislativos y de gobernadores del próximo año, conocidos como elecciones de medio término, a fin de mantener la clara mayoría que tienen en el Congreso, que es vital para la agenda de centro izquierda del actual gobierno.

Es posible que ello ocurra, dado las enormes sumas comprometidas por el gobierno para estimular la economía y por los ciclos tradicionales de alzas y bajas financieras en Estados Unidos. Pero lo que no se irá son las monumentales deudas en que están incurriendo Obama y su mayoría legislativa.

Sólo días después de que Obama había declarado que su gobierno rebajaría los gastos federales en 17.000 millones de dólares mediante recortes que afectan principalmente al sector de defensa, El orgullo con que se hizo ese anuncio se transformó en vergüenza cuando la Casa Blanca confesó que se había quedado corta en sus cálculos presupuestarios y que había que agregar 89.000 millones de dólares a la columna de gastos para llegar a un déficit sin precedente de 1.800 billones de dólares.

Para que los admiradores del presidente no se sientan defraudados por las perturbadoras cifras, el gobierno, para variar, volvió a culpar a Bush de la debacle.

En gran parte el déficit es causado por la crisis económica heredada por este gobierno, afirmó el director del presupuesto, Peter Orszag.

Aparentemente el 66 por ciento que admira a Obama todavía cree en esa explicación. Pero, en opinión de muchos, la excusa se está tornando repetitiva y poco convincente.

Tuesday, April 21, 2009

Obama y la Cumbre de las Américas

Amigos afuera, protestas en casa
Por Herman Beals
NUEVA YORK. Mientras el presidente Barack Obama trataba de hacer nuevos amigos durante la Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago, en su país miles de personas participaban en “tea parties” en cientos de ciudades de Estados Unidos para protestar contra sus inflamados presupuestos por considerar que endeudarán excesivamente a los norteamericanos durante dos o tres generaciones.
El nombre de las manifestaciones, que han ido creciendo con el transcurso de las semanas, se deriva de la protesta en Boston en 1773 contra los impuestos aplicados por los británicos en los albores de la independencia de Estados Unidos. Ese histórico acto de repudio es conocido como “Tea Party” .
El 16 de diciembre de ese año, los indignados colonos abordaron tres barcos británicos cargados con te sujeto a nuevos impuestos y arrojaron ese producto a la bahía de Boston. El acto se constituyó en un hito en la historia estadounidense y es invocado a menudo como protesta contra el poder del gobierno.
Los opositores acusan a Obama de comprometer el futuro del país con trillones de dólares en deudas para pagar sus ambiciosos programas sociales, al mismo tiempo que incrementa el papel del gobierno en la vida del ciudadano común, como ha quedado ya de manifiesto con las medidas que ha tomado para tratar de contener la actual crisis económica.
Los honestos esfuerzos de Obama posiblemente le acarrearán simpatías en el resto del continente, pero en su país los opositores del mandatario demócrata han tenido duras palabras por su actitud sumisa frente a enemigos declarados de Estados Unidos, como el venezolano Hugo Chávez y el nicaragüense Daniel Ortega.
Lo que más irrita a los republicanos y conservadores en general es que, al proclamar un nuevo amanecer para las relaciones continentales, de hecho está acusando al gobierno anterior de George W. Bush de haber contribuido a agriar los sentimientos entre Washington y los vecinos sureños.
Eso puede ser cierto, pero la verdad es que la actitud recelosa de los latinoamericanos y los caribeños de habla inglesa contra Estados Unidos no se inició con Bush. Ha existido, con diferentes graos de intensidad, casi desde casi el mismo momento en que los países del hemisferio fueron conquistando su independencia.
La actitud de Obama es que todo ha cambiado con su llegada a la Casa Blanca y que ahora trata a los demás países de igual a igual y no con un sentido de “súper potencia” como ocurría antes.
La explicación suena razonable para muchos, pero al mismo tiempo molesta y parece hipócrita a los opositores del mandatario por estimar que trata deliberadamente de restar importancia a su propio país y, porque, en la realidad, Estados Unidos sigue siendo la misma potencia que era antes de que él llegara al poder, crisis económica o no.
La Casa Blanca y la gran prensa –que contribuyó decisivamente a la elección de Obama—trataron al comienzo de restar importancia e incluso ignorar las protestas semanales contra las proyectadas alzas en los impuestos, pero tuvieron que reconocer la existencia de las manifestaciones después de las realizadas en las calles de cerca de 800 ciudades para que coincidieran con el 15 de abril.
Esa fecha es el último día que tienen los estadounidenses para declarar sus impuestos del año anterior y los manifestantes aprovecharon la ocasión para realizar sus más multitudinarias protestas hasta el momento.
Nadie sabe con exactitud si las “tea parties” tendrán repercusiones políticas, pero los republicanos, que no sólo perdieron la Casa Blanca sino que están en minoría en ambas cámaras del Congreso, han recibido las manifestaciones con los brazos abiertos por considerar que se trata de genuinas protestas contra las medidas impulsadas por el popular presidente.
Si es así o no, habrá que esperar hasta las elecciones de “término medio” del año 2010 para determinar si las protestas han hecho mella en el gobierno demócrata. En esos comicios se reemplazará la totalidad de la Cámara de Representantes, un buen número de senadores y la mayoría de los gobernadores estatales.
Por ahora, Obama disfruta de sus nuevos amigos, entre ellos Chávez, quien hasta hace poco lo consideraba “ignorante” y que ahora lo alaba como “inteligente”. Por si acaso, el presidente venezolano que aspira a gobernar para siempre a su país, le regaló a su nuevo camarada un libro que reseña las injusticias centenarias cometidas por Estados Unidos y Europa contra caribeños y latinoamericanos.
En cuanto a la Cumbre de las Américas, que comenzó con un nombre equivocado porque hay una sola América y no varias, (un hecho aceptado dócilmente por los latinoamericanos para satisfacer a Estados Unidos) sus resultados fueron modestos. Paradójicamente, el mayor beneficiado podría haber sido para el único gobierno ausente de las deliberaciones, el de Cuba, con Obama mostrándose dispuesto a conversar con La Habana, aunque todavía no con los brazos abiertos, como deseaban los más ardientes partidarios de la dictadura castrista.

Monday, March 30, 2009

Obama bajo ataque

Críticas de la derecha y la izquierda
Por Herman Beals
NUEVA YORK. La derecha ataca a Barack Obama por su excesiva injerencia en el sector económico, al extremo de que muchos consideran que su gobierno trata de implantar un socialismo al estilo europeo; la izquierda lo critica por aumentar la presencia militar en Afganistán, haciendo suya una guerra que, en opinión de muchos expertos, no puede ganar; y los moderados están empezando a expresar la preocupación de que Hillary Clinton –ahora secretaria de Estado— estaba en lo cierto durante la campaña al decir que el joven y ambicioso político demócrata no tenía la experiencia necesaria para ser presidente.
En ese concierto de criterios encontrados, hay aún otro sector, encabezado por un prominente izquierdista ganador del Premio Nobel de Economía, que quisiera que el presidente dedicara aún más dinero a rescatar la economía y a sus proyectos de corte social, no importa que el déficit fiscal pueda hacerse insostenible en el futuro.
La verdad probablemente reside en el medio de esas posiciones extremas, pero lo cierto es que las dudas sobre Obama han comenzado a acumularse, especialmente porque sus supuestas soluciones para la devastadora crisis económica no están dando resultado, por lo menos hasta ahora.
La popularidad del mandatario en las encuestas lo colocan con una aprobación favorable de alrededor del 60 por ciento, pero eso ya representa una marcada baja desde sus primeros días en la Casa Blanca. Además, a muchas personas que votaron por él se les hace difícil admitir que pueden haber estado equivocadas y están dispuestas a otorgarle un tiempo más antes de emitir una opinión desfavorable.
La nueva realidad es especialmente palpable en los medios de información. La prensa que hasta antes de la elección se deshacía en elogios para Obama, ahora está teniendo segundos pensamientos al respecto.
En su afán por deshacerse de los gobiernos republicanos y de la herencia de George W, Bush, la gran mayoría de prensa apoyó ciegamente a Obama. Varios diarios importantes que adoptaron esa posición estaban ya en difícil situación económica y su “Obamanía” en vez de ayudarles les hundió aún más. Cuatro o cinco de ellos han cerrado sus puertas, Otros se han visto obligados a reducir páginas y secciones o han optado por publicar exclusivamente en la Internet,
Pero las dudas han surgido no sólo entre los órganos de prensa que pasan por dificultades económicas.
The Economist, que a pesar de su origen británico no tuvo problemas para incursionar en la política estadounidense y endosar a Obama poco antes de las elecciones de noviembre, se ha sumado ahora al coro de críticos.
“La sorpresa más grande de los primeros dos meses del señor Obama no han sido sus medidas (la mayoría de las cuales ya había anunciado), si no una cierta ausencia de competencia”, dijo la revista considerada de gran influencia en el mundo económico.
Y agregó: “El hombre que se ganó el apodo de “No Drama Obama” por su disciplinada campaña, desde que llegó al poder ha resbalado en una cáscara de banana tras otra”.
Eso es música celestial para los oídos de los opositores republicanos que, ahora desplazados de la Casa Blanca y en minoría en la Cámara de Representantes y el Senado, han denunciado como exorbitantes y perjudiciales los rescates económicos impulsados por el actual gobierno, todo ello acompañado por una excesiva injerencia en la empresa privada.
En el lado opuesto de la valla está Paul Krugman, el izquierdista Premio Nobel de Economía, profesor de Princeton e influyente columnista del diario The New York Times,
Krugman aparece esta semana en la columna del semanario Newsweek acompañado del título “Obama está equivado”.
El economista y sus seguidores, sostienen que las medidas impulsadas por Obama no son suficientes para devolver la solvencia al sistema bancario y económico del país. Los 787.000 millones de dólares comprometidos hasta ahora por el mandatario no le parecen bastantes al barbudo columnista.
Diversos sectores izquierdistas aliados del Partido Democrático también están haciendo oír su descontento con la posición moderada de un creciente número de legisladores de esa tienda política, que consideran que las medidas económicas de Obama serán perjudiciales para la nación en el futuro.
“Creo que eso es muy poco cuerdo y no ayuda”, dijo Harry Reid, jefe de la mayoría demócrata en el Senado quien, junto con la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, son los portaestandartes de la política de Obama en el Congreso.
Las quejas de los izquierdistas, sin embargo, están más dirigidas a las medidas anunciadas por Obama para aumentar la participación militar de Estados Unidos en Afganistán que a la política económica del nuevo gobierno.
Los liberales temen que Afganistán sea para Obama lo que Iraq fue para Bush y lo que Vietnam representó para la nación en el pasado.

Sunday, March 29, 2009

EL MUNDO EN RECESION

Descontento y pobreza
Por Herman Beals
Las condiciones financieras en Estados Unidos tienen que estar muy malas para que un prominente senador acuse al presidente Barack Obama de que su exorbitante plan de rescate económico pone al país en igualdad de condiciones con la Cuba de Fidel Castro.
El plan de “inversiones” del nuevo mandatario demócrata “crea para nosotros un déficit (comparativo) más alto que el de Cuba. Este no es el tipo de posición en que deseamos poner a Estados Unidos”, declaró Match McConnell, jefe de la minoría republicana en el Senado.
Las ideas de Obama llevarán al país a un déficit de 3,5 trillones de dólares (en el uso en el idioma inglés), lo que equivale a 3,5 billones de dólares en español, según cálculos oficiales.
En cualquier idioma, la enormidad del déficit quita el aliento. Según los opositores del mandatario –y también en sectores moderados de su propio partido—la deuda del gobierno llevará al país a la ruina o, por lo menos, hará que los estadounidenses de dos o tres generaciones estén aún pagando lo que Obama pidió, o se apronta a pedir, prestado a China y otros países.
Pero el presidente está decidido a imponer su programa de gastos que, según él, cumple dos propósitos: salvar al país de la ruina y, al mismo tiempo, impulsar sus proyectos favoritos, entre ellos un nuevo sistema de salud con seguro para todos los norteamericanos, una reforma a la educación, y un énfasis en la adopción de medidas energéticas “verdes” para escapar de la tiranía del petróleo.
Estados Unidos no está sólo en sus problemas económicos. Por el contrario, tiene abundante compañía
El Fondo Monetario Internacional ha advertido que la economía mundial sufrirá una contracción del 0,5 al 1 por ciento este año, una situación que, en palabras del jefe de ese organismo, podría derivar en profunda intranquilidad social y hasta en guerra.
Dominique Strauss-Khan, formuló sus sombríos vaticinios en adelanto a un informe oficial de su entidad sobre el lamentable estado de la situación financiera mundial no sólo en Estados Unidos, Europa y China, sino en todas las regiones del mundo.
“Francamente, la situación es dura”, dijo el economista francés esta semana en Ginebra, sólo días antes de la reunión del Grupo de los 20 en Londres que tratará de buscar soluciones a la crisis que se originó en Estados Unidos y Europa y se ha propagado por todos los rincones del planeta.
Si los temores de Strauss-Kahn se transforman en realidad, la pobreza azotará con toda su fuerzas a millones y millones de personas y hará aún más difícil la situación de quienes, en decenas de naciones subdesarrolladas subsisten con el equivalente de un dólar al día y aún menos que eso.
Según el economista, la crisis tendrá devastadoras repercusiones con una fuerte alza en el desempleo, lo cual provocará desórdenes, “alguna amenaza a la democracia, y en algunos casos también podría culminar en guerra”.
Algunos países subdesarrollados podrían sufrir retrocesos en sus economías hasta del tres por ciento, lo cual constituiría una nueva cifra negativa a nivel mundial.
Mientras no haya más claridad en la economía, no habrá una solución para la crisis, fue el contexto de las declaraciones de Strauss-Kahn. Pero eso parece difícil de conseguir, con los europeos peleándose entre ellos sobre la mejor forma de superar la crisis, y con Estados Unidos sumido en una situación precaria que confunde y atemoriza a los norteamericanos.

Wednesday, March 18, 2009

Malos tiempos para Obama

El escándalo de AIG
Por Herman Beals
De todas las críticas que de pronto han comenzado a llover sobre el inexperto nuevo presidente de Estados Unidos, probablemente la más devastadora ha provenido de Maureen Dowd: Barack Obama hasta necesita un telepromter para enojarse”.
La columnista de The New York Times, un periódico que abrazó con pasión a Obama durante la campaña electoral como muchos otros en el resto del mundo, se estaba refiriendo al obviamente demorado enojo del mandatario por los 165 millones de dólares otorgados a incompetentes ejecutivos de AIG con dinero de los contribuyentes.
En su prisa por rescatar de la ruina a la gigantesca compañía aseguradora, el gobierno de Obama pasó por alto el hecho de que la empresa había firmado contratos otorgando bonos precisamente a los jefes de la división financiera que llevó a la firma al precipicio.
De esa omisión también fue culpable el gobierno de George Bush al autorizar el primer rescate económico de AIG, pero en esa operación estuvo estrechamente relacionado Tim Geithner, el secretario del Tesoro de Obama, quien parece ser más apto en ignorar el pago de sus propios impuestos que en defender el erario público
Hace unas semanas, Geithner fue instrumental en agregar 30 mil millones de dólares a las sumas dadas antes a AIG, pero pasó por alto los bonos pagados a empleados en Estados Unidos y en el extranjero, muchos de los cuales ni siquiera están ya con la empresa.
El otorgamiento de los bonos provocó ultraje en todos los sectores, lo que llevó a Obama a condenar la medida con una declaración que pareció más orquestada que sincera, leyendo sus palabras en una pantalla electrónica transparente, conocida como telepromter.
De ahí la reacción de Maureen Dowd, quien se especializa en atormentar a los ocupantes de la Casa Blanca, sean estos republicanos, como Bush, o demócratas como Obama.
El período de “luna de miel” que la prensa concede a todo nuevo presidente, parece haber llegado a su fin antes de los primeros dos meses de Obama en el poder y no a los 100 días tradicionales otorgados a otros mandatarios. Bush tampoco disfrutó de ese período en su segundo término, pero nunca fue el regalón de la prensa, como lo es –o lo era— el actual gobernante.
Las críticas adversas no se limitan a los comentaristas derechistas que creen que Obama está conduciendo al país al socialismo con el exceso de injerencia del estado en la economía, el sector de la salud, la ciencia y la educación, si no que han comenzado a surgir entre miembros moderados de su propio Partido Democrático, aunque su ala izquierdista aplaude con entusiasmo al presidente en todo, menos en su envío de más tropas a Afganistán.
Los argumentos de la Casa Blanca que el rescate de AIG comenzó en los tiempos de Bush y que por lo tanto el escándalo de los bonos es un problema “heredado”, no ha encontrado mucho eco en los críticos del actual gobierno.
El economista y personalidad de la televisión, Lawrence Kudlow, calificó el caso de AIG como “un completo fiasco”, que debe ser atribuido a los regímenes de Bush y Obama, “que muestra, una vez más, por qué el gobierno no debería administrar nada, porque no puede administrar nada”
Nadie debería sorprenderse de lo que está pasando, dice Kudlow. “Pero el presidente Obama está realizando la mejor de sus actuaciones. El sabe muy bien que la ira nacional contra los rescates económicos federales y las tomas de control sólo van a empeorar bajo su mirada. Sus números en las encuestas ya están cayendo y el episodio de AIG los va a empujar aún más hacia abajo”.
Duras palabras para un político que hasta hace sólo unos meses no podía hacer nada mal.

Saturday, March 14, 2009

DE IGUAL A IGUAL

Lula y Obama
Por Herman Beals
Usted puede no ser amigo de Lula, pero cuando se reunió con Barack Obama en la Casa Blanca, el presidente de Brasil habló por todos los latinoamericanos, sin genuflexiones ni sonrisitas falsas.
La actitud del mandatario brasileño fue digna y encomiable. Luiz Inácio Lula da Silva dijo lo que tenía que decirle al presidente estadounidense, sin bajar la voz y, en todo momento, defendiendo los intereses de su país, de América Latina y de las regiones subdesarrolladas del mundo.
Obama respondió de manera adecuada, sabedor de que su visitante provenía de una nación que se ha ido afianzando como una potencia mundial, cuya voz tiene peso en la mayor parte de América Latina.
La reunión de igual a igual entre los dos líderes presentó un marcado contraste con los recientes peregrinajes a La Habana de dos presidentas sudamericanas, la argentina Cristina Fernández y la chilena Michelle Bachelet.
Ambas acudieron a rendir pleitesía a un cruel y gastado dictador sin que su gesto de solidaridad política con el anciano ex gobernante comunista cubano fuera de provecho alguno para sus naciones.
Y, en el caso de la señora Bachelet, no sólo eso, si no que Fidel reciprocó la visita con un endoso gratuito a las aspiraciones marítimas de Bolivia y un desaire a Chile.
La autorizada voz de Lula también debió haber dado escalofrío a Hugo Chávez, el ex paracaidista y socialista venezolano que se aferra al poder para desesperación de sus compatriotas dignos que no están dispuestos a cambiar su voto por un plato de comida.
Venezuela, un país bendecido con grandes riquezas naturales y que en tiempos mejores se alzó como una legítima fuerza en el concierto de las naciones latinoamericanas, ha sido relegada por las ideas y acciones de Chávez a un segundo plano.
Brasil, en cambio, habla de igual a igual con Estados Unidos, sin recurrir a insultos y acusaciones sin base, como ocurre en el caso del desorbitado presidente venezolano.
Lula y Obama examinaron ampliamente la situación financiera mundial y la incidencia que el derrumbe económico ha tenido en sus dos países, prometiendo que harán lo posible por buscar remedio a la situación en la reunión del Grupo de los 20.
Al mismo tiempo, exploraron los medios para una estrecha colaboración en el campo de la energía no dependiente del petróleo, un sector en el cual Brasil está más adelantado que Estados Unidos.
“Estados Unidos tiene mucho que aprender de Brasil”, confesó Obama al hablar sobre los recursos de energía renovable.
Un punto de desacuerdo entre los dos países es el gravamen que Washington aplica a las importaciones de productos como el etanol, que Brasil está en condiciones de suplir a Estados Unidos para paliar la dependencia del petróleo. Es un punto delicado que toca a muchos intereses estadounidenses y, aunque no hubo un avance decisivo sobre la materia, Obama dejó la puerta abierta para una solución en el futuro.
Ambos mandatarios hablarán nuevamente durante la Conferencia del Grupo de los 20 en Inglaterra el 2 de abril y luego cuando Obama vaya a Brasil, como ya lo anunció. La visita de Lula fue la primera de un presidente latinoamericano desde que el nuevo gobernante, de 46 años, asumió el poder, el 20 de enero.
La visita a la Casa Blanca culminó con una conferencia de prensa conjunta de los dos presidentes, con Lula conmiserando a Obama por los problemas que enfrenta debido a la crisis financiera, a lo que el nuevo mandatario estadounidense le respondió, en medio de risas, que eso coincidía con lo que le dice su esposa.

Monday, March 2, 2009

Una montaña de deudas

Obama, el hermano mayor
Por Herman Beals
NUEVA YORK. Con el cuento de “¡Viene el Lobo, Viene el Lobo!” Barack Obama ha logrado una de las más memorables hazañas de la política estadounidense, una que los izquierdistas como él soñaban desde los tiempos del Nuevo Trato de Franklin Delano Rossevelt y la Gran Sociedad de Lyndon B. Johnson: el regreso del gobierno como el hermano mayor cuya misión es mirar por el resto de la familia.
Tan pronto como el Congreso, dominado por el Partido Democrático de Obama, aprobó su ley de estímulo a la economía, sin un solo voto republicano en la Cámara de Representantes y con el apoyo de sólo tres senadores en la cámara alta, el mandatario cambió su sombrío pronóstico de que la economía estaba al borde del precipicio para expresar esperanza en el futuro. Nadie duda de que la situación financiera es difícil pero, hasta que consiguió lo que quería, el presidente vaticinaba poco menos que el Apocalipsis.
Obama, a todas luces, probó así que su inteligencia y capacidad de maniobra va mucho más allá de lo que sus adversarios le atribuían.
La recién reencontrada nueva esperanza se basa en estimados de crecimiento en los próximos años, los que muy pocos economistas respetables comparten por considerarlos demasiados optimistas. Pero la Casa Blanca, donde Obama reina como monarca absoluto, reitera que todo será color de rosa y el presidente ha prometido reducir el gigantesco déficit presupuestario de Estados Unidos a la mitad al final de su primer término, en el 2013.
Si los economistas están equivocados y Obama correcto, mejor para el país. Pero si el presidente está errado, mejor que se olvide de un segundo término y el mismo lo ha dicho de un modo u otro. Obama ha demostrado que detrás de su lengua dorada hay un cerebro brillante y calculador, le guste o no a sus detractores.
Por ahora los liberales (izquierdistas) que hicieron posible su ascensión a la presidencia están extasiados, como lo puso la columnista Eleanor Clift, quien no es ajena a esa corriente.
Ella escribió:
“Los muchos de millones de liberales que apostaron que un joven, carismático político podría llegar a ser un gran presidente están ahora creyendo que están en el nirvana político. Primero, el presidente Obama anunció una intrépida agenda sobre energía, educación y cuidado de la salud ante el Congreso… Enseguida produjo un presupuesto respaldando esos compromisos”.
“Algunos miembros del Congreso reaccionaron con escepticismo cuando Obama dijo que reduciría a la mitad el déficit para fines de su primer término. Pero, comparado con los otros desafíos que enumeró, como salvar el capitalismo y encontrar cura para el cáncer, reducir el déficit es algo menor. Sus oponentes afirman que él es irrealista y hasta peligroso”, dice la columnista, aparentemente no muy convencida ella misma de que todo lo prometido se convierta en realidad.
El proyecto de ley de estímulo fue aprobado sin que virtualmente ninguno de los legisladores tuviera la oportunidad de leer sus artículos. Pero la mayoría demócrata no tenía necesidad de hacerlo. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el jefe de la mayoría en el Senado, Harry Reid, sabían que en sus mil y tantas páginas, y en el presupuesto para este año presentado por la Casa Blanca poco después, había resucitado “El Gran Gobierno” que Ronald Reagan había sepultado décadas antes.
Con razón, el respetado Times de Londres dijo en un gran titular tras las maniobras del nuevo presidente:
“Obama entierra las Reaganeconomías bajo de una montaña de 3,6 trillones de dólares”.
Un trillón, en inglés, equivale a un millón de millones en español.
A manera de ejemplo sobre el futuro de deudas que espera a los norteamericanos con los nuevos gastos (que el gobierno de Obama prefiere llamar “inversiones”), el Times dijo “que las hijas del presidente, Madia de 10 años, y Sasha, de 7, junto con los otros miembros de su generación probablemente llegarán a la edad adulta cargados de deuda”.

Tuesday, February 10, 2009

Un “estimulo” de 12 ceros

Por Herman Beals

“Un billón la página”. Así fue como puso un diario cibernético el costo del estimulo para reavivar la economía estadounidense, pero en verdad el precio para los norteamericanos es aún más elevado, si ello es posible.
Un billón de dólares en inglés es igual a mil millones de dólares en el uso de las cifras en español, de modo que usted saque la cuenta.
El proyecto de ley original tenía 778 páginas, y la suma aprobada por el Senado es de 838 billones de dólares.
Eso es 838 seguido de DOCE CEROS.
838.000.000.000.000.
Si a esa extraordinaria suma se le agrega el 14 por ciento de interés que pagará el gobierno de Estados Unidos a China y los otros países que presten el dinero a Washington, la cantidad con que el presidente Barack Obama está comprometiendo el futuro de la nación sobrepasa lejos el trillón de dólares.
En español, un trillón significa que se agregan ceros a la docena para que se lea un millón de millones, pero hay que ser un experto en matemáticas, no un simple periodista –y no siempre familiar con la aritmética-- para determinar con exactitud cuánto es más de un trillón de dólares en el más modesto mundo de habla castellana.
Si el proyecto de ley no era aprobado, amenazó Obama, las consecuencias serían funestas para el país y, finalmente fue ratificado por el Senado, con sólo tres republicanos uniéndose a los 58 demócratas correligionarios del nuevo presidente.
En sus tiempos de candidato, Obama habló hasta de separar el océano a la manera bíblica. Millones le creyeron y se alzó como presidente en una elección histórica, pero la división de las aguas podría ser una tarea menos exigente que las explicaciones que deberá dar a sus seguidores si el estímulo al final “no estimula”.
“Nosotros (los republicanos) queremos estimular la economía, no hipotecar el futuro de nuestros hijos y nietos mediante el tipo de amplio gasto incluido en esta legislación”, dijo el senador republicano John McCain, derrotado por Obama en las elecciones de noviembre pasado.
McCain se había mostrado dispuesto a darle el beneficio de la duda a Obama, y hasta a apoyarlo en sus primeras semanas en la Casa Blanca, pero las dudas de que el estímulo vaya a devolver la prosperidad al país lo pusieron en franca oposición.
Tampoco ayudó que, en su afán por impulsar el estímulo, Obama hubiera abandonado sus cantos de sirena bipartidistas con McCain y el resto de los minoritarios republicanos, para altaneramente recordar que él había ganado los comicios presidenciales y, por lo tanto, se debía hacer lo que él quería.
El proyecto de ley aprobado por el Senado debe ahora ser “reconciliado” con la medida pasada originalmente por la Cámara de Representantes. En esa instancia, la totalidad de los republicanos votaron en contra, pero ahora podrían ser más receptivos a la idea. El Senado agregó provisiones que contemplan alivios impositivos, una posición favorita de los republicanos, pero anatema para los demócratas.
A pesar de que el tan proclamado bipartidismo de Obama quedó hecho trizas durante el proceso legislativo para imponer la ayuda económica, la aprobación del impulso es considerada como un triunfo político para el joven y carismático presidente, pero con severas advertencias sobre lo que pueda suceder en el futuro.
Si el estímulo tiene éxito en los próximos 12 o 24 meses, Obama será alabado como un genio. Pero si la economía se arrastra como ahora, la perspectiva podría ser muy diferente. Cuatro años pueden parecer un largo plazo pero, en el saturado mundo de la política estadounidense, las elecciones presidenciales del 2012 están sólo a la vuelta de la esquina.

Sunday, February 1, 2009

¿Socialismo en Estados Unidos?_

Por Herman Beals
NUEVA YORK. Los mismos ingenuos comentaristas que durante un breve período elogiaron a Barack Obama por supuestamente elegir a moderados o centristas como sus colaboradores más inmediatos, han comenzado a dar marcha atrás en sus apreciaciones, aunque sus vaticinios de que el nuevo presidente de Estados Unidos llevará al país al socialismo parecen no tener asidero real … por lo menos hasta ahora.
En todo caso, los pronosticadores no están hablando de un socialismo opresor como el de Corea del Norte o de Cuba, o de un peligroso experimento como el de Hugo Chávez en Venezuela, sino de un régimen al estilo europeo.
Pero, así y todo, la sola posibilidad de que el capitalismo ceda el paso a una economía controlada por el estado pone los pelos de punta a quienes se oponen a las medidas impulsadas por Obama y su Partido Democrático con la intención de sacar al país de una de las peores crisis financieras en su historia.
Las teorías sobre las reales intenciones de Obama fueron expuestas en una reciente columna conjunta de Dick Morris y la escritora Eileen McGann.
“Al igual que las estrellas estuvieron alineadas para Wilson, Roosevelt, Johnhson y Reagan, lo están para Barack Obama. Puesto simplemente, llegamos a la administración de Obama como un Estados Unidos dominado por la empresa y el mercado libre. Pronto seremos como Alemania, Francia, Gran Bretaña o Suecia: una democracia socialista en la cual el gobierno domina la economía, determina las prioridades del sector privado y ofrece una ampliamente gama de servicios a muchas más persona con impuestos muchos más altos”.
Morris, quien fue uno de los principales estrategas políticos de Bill Clinton, se ha transformado en uno de los más implacables críticos del ex presidente y su esposa, la flamante secretaria de Estado Hillary Clinton y, por extensión, del actual mandatario demócrata.
Morris, autor de Fleeced, un libro de gran venta en el que denuncia los excesos y escándalos que rodean a los políticos, repite a menudo en la televisión su creencia de que Estados Unidos marcha hacia el socialismo, una afirmación que encuentra eco en otros comentaristas conservadores o de extrema derecha.
Y aunque eso no parece ser exactamente lo que está ocurriendo ahora en Washington, hay algunas señales de que Obama podría estar coqueteando con ciertas ideas de corte socialista o, por lo menos, con la presencia de impulsores de esa doctrina entre sus colaboradores más allegados. Eso es especialmente cierto entre la media docena o más de “zares” y “zarinas” que le ayudarán en temas de corte social y del medio ambiente. Esos asesores no necesitan de la aprobación del Congreso y, por lo tanto, están sujetos a menos escrutinio.
El caso más explicito de una conexión socialista parece ser el de “la zarina del clima”, Carol Bromner, quien tiene indudables vínculos socialistas, según The Washington Times.
El diario de tendencia conservadora dijo que la ex jefa de la Administración del Medio Ambiente durante el gobierno demócrata de Hill Clinton, estuvo entre los 14 integrantes de un panel que forma parte de la Internacional Socialista, el organismo que impulsa la preponderancia de los gobiernos en la vida de los ciudadanos de las naciones del mundo.
Obviamente, Obama no tiene la intención de llevar al país símbolo del capitalismo mundial a un socialismo extremo, pero, así y todo, en estos días de dureza económica, más y más instituciones financieras están siendo colocadas bajo el manto del “hermano mayor”, como los norteamericanos llaman a la injerencia del estado en todos los aspectos privados de sus vidas.

Saturday, January 24, 2009

LA VOZ DEL AMO

Por Herman Beals
NUEVA YORK .Cuando el amo habla, los discípulos se callan, o siguen sin chistar los dictados del patrón.
Eso es lo que ha sucedido con el amo, Fidel Castro, y uno de sus más obedientes seguidores, aunque no necesariamente el más brillante, el inefable Hugo Chávez.
Hasta antes de que se atribuyeran al anciano dictador cubanos algunas frases de elogio para el nuevo presidente de Estados Unidos, Chávez había atacado abiertamente a Barack Obama, afirmando que el mandatario demócrata tenía la misma “fetidez” que su predecesor, el republicano George W. Bush.
Obama, dijo Castro, en coincidencia con una visita a La Habana de la izquierdista presidenta argentina Cristina Fernández, ha expuesto con honestidad sus ideas y tiene “nobles intenciones”.
“Estuve una hora o más con él, estuvimos charlando, departiendo, lo ví muy bien”, declaró la señora Fernández antes de seguir viaje a Caracas para hablar con Chávez, su amigo y benefactor económico durante la campaña que la llevó a la presidencia.
Agregó que Castro le había dicho que había seguido “muy atentamente” por la televisión las ceremonias de ´toma del mando en Washington y “tuvo palabras muy conceptuosas para el presidente Obama.
Hubo una pequeña discrepancia pública sobre la duración de la entrevista. La presidenta argentina dijo que la conversación había durado “una hora o más”, pero Castro afirmó en la columna que aparece con su nombre que la reunión fue de 40 minutos. Es posible que el tiempo se le haya hecho más largo a la señora Fernández.
Pero la columna y las declaraciones de la visitante fueron suficiente para que el gobernante venezolano cambiara los insultos por zalameras alabanzas hacia Obama.
“Es un hombre con buenas intenciones”, dijo Chávez, añadiendo que debe ser aplaudido porque de inmediato ordenó el cierre de la prisión en la base de Guantánamo, donde Obama heredó 250 terroristas mantenidos allí por el gobierno de Bush.
Sin estar obligados por la extraña alianza entre un tirano implacable, pero de perversa inteligencia, y el golpista militar venezolano de pocas luces, los izquierdistas estadounidenses tampoco escatiman loas para Obama por su anunciado cierre de Guantánamo, no importa que la clausura de la controvertida prisión sea a un año plazo y, probablemente más allá de eso.
La mayoría de los norteamericanos está de acuerdo en que Guantánamo debe ser cerrado, aunque Obama ha sido ampliamente criticado por los comentaristas de derecha por haber anunciado la medida sin que su gobierno tenga un plan detallado de cómo llevarla a cabo.
El hecho de que dos jurados enemigos de Estados Unidos estén aplaudiendo la orden, sólo contribuirá a la intensificación de los ataques internos contra el joven presidente, especialmente por el hecho de que nadie desea tener a los terroristas cerca y la selección del nuevo presidio sólo reactivará la controversia.
Obama prometió durante ala campaña electoral que cerraría Guantánamo tan pronto como llegara al gobierno, de modo que la medida no tomó a nadie por sorpresa, pero la carencia de planes concretos para ejecutar la medida está causando algunas críticas contra el nuevo gobierno.
Pero Obama tenía que satisfacer a sus votantes “liberales”, que se mostraban inquietos por un supuesto giro centrista del político demócrata. Ahora esos izquierdistas están –al menos por ahora-- felices.