Wednesday, April 21, 2010

DE LA SIERRA MAESTRA A NUEVA YORK

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Herman Beals
Nueva York
21 de abril, 2010

Es más roja que el corazón de una sandía y es, sin duda alguna, la flor favorita de Angélica.

La historia de la flor, que en la primavera pinta escarlata la Sierra Maestra cubana, es fascinante.

Durante su primer viaje a Guantánamo en la década de los 90, cuando la Base Naval estaba colmada de cubanos en peregrinaje a tiempos mejores en Estados Unidos, Angélica expresó asombro por lo rojo que se veían las colinas cercanas a la instalación militar.

Los cubanos, que la conocían a través de sus transmisiones radiofónicas a la isla, le explicaron que el color rojo provenía de un cactus abundante en las montañas de su país.

En su próximo viaje a la Base, uno de los refugiados le entregó, ceremoniosamente, a Angélica una pequeña planta.

El cubano se había arriesgado a escabullirse por debajo de la alambrada, había caminado hacia las colinas y extraído el cactus.

Se decía entonces que el camino y perímetro hacia la base contenía minas terrestres, por lo cual el gesto del amigo cubano fue de doble significación para Angélica.

Al día siguiente la planta estaba en Miami y poco después era transportada a Virginia, donde vivíamos entonces. De allí, viajó al estado de Nueva York donde está ahora, florida como nunca antes.

Para mala suerte de Angélica –como ya ha sucedido en ocasiones antes- una vez más no puede ver su planta en glorioso color rojo.

Cuando la planta floreció un año, estábamos en viaje por Hong Kong, Macao y Japón. En otra oportunidad, Angélica estaba acompañando a Jennifer, nuestra hija, en Alaska.

Antes de eso, Angélica estaba trabajando en Miami... cuando el cactus floreció en Virginia.

Y, ahora, Angélica esta en Alabama, otra vez ayudando a Jennifer con el cuidado de sus dos hijos pequeños mientras ella sigue un curso en una base de la Fuerza Aérea, de la cual es capitán.

La dueña de la planta regresará en 15 días, pero el período en flor dura generalmente menos que eso, por lo menos aquí.

Como premio de consuelo, hoy le enviaremos fotos de la planta, aunque no creo que eso la vaya a ser mucho más feliz.

Pero siempre hay otra primavera.