Herman Beals
Buen Retiro – el nombre de este espacio— era como se llamaba el fundo de mi familia. Desde su centenaria casona en los días despejados se podia ver el Océano Pacífico. Entre la extensa hacienda y el mar, estaba el pueblo de Chanco, de calles polvorientas y , como se decía entonces, un poco “dejado de la mano de Dios”.
Su gente era buena, amable y cariñosa, cualidades comunes en los chilenos de entonces, pero que han ido desapareciendo no sólo en Chanco sino en todo el país, para desazón de quienes recuerdan y añoran los tiempos antiguos.
El progreso , las ganancias económicas y los rencores políticos han transformado a una gran parte de los chilenos. Por supuesto que no a todos, pero muchos son altaneros y “sobradores”, para emplear un término local, más o menos equivalente a petulante. Tanto es así, que en México escuché en una occasion describir a los chilenos “como argentinos mal vestidos”.
Pero, volvamos a Buen Retiro. El fundo era administrado por el tio Eneas, alto, apuesto, de penetrantes ojos azules y bueno pars los chistes.
“Don Eneas” era todo un personaje. Fungía como juez de paz y era frecuente que los carabineros (la policía nacional) se desviaran del camino principal para ir a verlo. Siempre he sospechado que las visitas tenían más, que ver con las comidas y el vino tinto que invariablemente les servían las empleadas, que con una real situación judicial. Incluso de vez en cuando los agentes llegaban con sus presos, atados a la cintura con una cuerda.
Como todos en su familia, Don Eneas era ateo y se reía abiertamente del cura párroco local.
Uno de sus cuentos favoritos era decir que el cura tenía casi tantos hijos como él, lo que a muchos sonaba como exageración.
Don Eneas se ufanaba de tener 100 hijos, aunque nunca se había casado. Esa cantidad era obviamente exagerada, pero entre los vástagos nacidos en Buen Retiro y sus alrededores se podia encontrar a muchachos y muchachas de sospechosos ojos azules.
El hombre hacía honor a la narrativa de “Gran Señor y Rajadiablos”, la novela del gran escritor Eduardo Barrios, famosa en esos tiempos.
Buen Retiro producía trigo, lentejas, papas y otras cosechas, además de que en sus potreros había abundante ganado vacuno, caballos y cientos de ovejas y cabras, lo cual permitía subsistir a los hermanos y hermanas del tío Eneas, como también a la numerosa prole de éste.
Para desesperación de mi madre, a mi me gustaba acompañar a los trabajadores en sus labores diarias y éstos se esforzaban por devolverme lo más sucio y enlodado possible al final de las faenas diarias. Mi favorito era don Ignacio Amaya, porque era el único que sabía como operar la cortadora de trigo y otras maquinarias agrícolas.
Había muchos campesinos como don Ignacio, leales y sacrificados. Algunos de ellos vivían en casas de adobe situadas en diversas partes de Buen Retiro. Eran conocidos como “medieros” porque junto con sus viviendas, los patrones le proporcionaban algunas héctareas para que sembraran trigos, papas y lo que quisieran. El patrón – en este caso el tío Eneas—le proporcionaba las semillas y los bueyes para que trabajaran la tierra. La cosecha era repartida luego en una mitad para el fundo y la otra para los peones. De ahí el término mediero.
Los trabajadores parecían aceptar estos términos de buena gana, salvo en los casos en que patrones, como el ineffable Don Eneas, hicieran alguna visita no autortizada a sus esposas o sus hijas.
De eso hace muchas décadas. A los 15 años me fui de Buen Retiro y nunca más he vuelto, aunque me pareció que ahora, desde Nueva York, este espacio llevara ese nombre.
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Wednesday, November 18, 2009
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Excelente.
ReplyDeletesoy nieta de eneas verdugo, este viejo avaro y sinverguenza que no dejo mujer en el pueblo sin hijos, murio como se merecia viejo y solo , en su funeral mientras era velado , se remarcaban los animales y se robaban sus cosas, jamas se hizo responsable del sembrario de hijos que tuvo, jamas los alimento pudiendo, comparti con el y tenia una mirada buena como todos los degenerados, no llevo su apellido porque gracias a dios mi padre, su hijo jamas quizo usarlo, como la mayoria que no se porque se sentian orgullosos de haber sido inscritos asi, mi padre uso solo el apellido de mi gran abuela, una mujer de pueblo que dignamente crio a sus cuatro hijos sola, el administrador de buen retiro era ernesto y las empleadas de las que hablas eran las hijas del viejo, hay que hacer mencion tb que era el dueño de la isla, el molino del pueblo tambin..ojala siga donde se merce , quemandose en el infierno....
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