Sunday, July 11, 2010

COPA DEL MUNDO: EL MUNDO SE VISTE DE ROJO

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Herman Beals

Con un solitario gol de un partido en que la escasa calidad fue compensada por abundantes emociones, España ganó el domingo el Campeonato Mundial de Fútbol, haciendo honor a su favoritismo y concretando en realidad su antiguo sueño de llegar adonde muy pocos lo han hecho.

Con el único tanto del encuentro anotado por el mediocampista Andrés Iniesta a los 116 minutos, Holanda fue privada por tercera vez de la copa dorada que es símbolo de supremacía en el balompié mundial. Sus intentos anteriores, en las finales de 1974 y 1978 también terminaron en frustración y llanto.

Esta vez en Johannesburgo los vencedores, también lloraron de emoción. El arquero español Iker Casilla, veterano de tres campeonatos mundiales, no pudo contener las lágrimas desde el mismo instante en que Iniesta conquistó el gol de la victoria.

El triunfo de la “Furia Roja” también despertó lágrimas, abrazos y sonrisas en el palco de honor del estadio Soccer City. La reina Sofía de España y otros miembros de la familia real celebraban así la hazaña de un equipo que superó el serio tropiezo de una derrota al comienzo del torneo, para reagruparse y convertirse en el octavo campeón mundial que haya tenido el mundo.

España se unió a Brasil, Alemania, Italia, Argentina, Uruguay, Francia e Inglaterra como poseedor de la copa que cada cuatro años despierta emociones y genera dramas como ningún otro deporte en el planeta.

Las ansias de ganar y la rivalidad entre los dos finalistas europeos dominaron durante los 120 minutos del encuentro, hasta que Iniesta recibió un pase de Cesc Fábregas y disparó cuando estaba a sólo ocho metros de la boca del arco. Hubo una breve consulta sobre si su posición era legítima, pero su tanto ya había entrado a los anales del balompié.

Fue un encuentro de discreta calidad y abundantes infracciones. El árbitro inglés, Howard Webb, mostró 11 tarjetas amarillas, una cantidad sin precedente en una final y los holandes, que recibieron la mayoría de las sanciones, terminaron con solo 10 hombres en el campo.

Uno y otro equipo tuvieron oportunidades de anotar hasta que Iniesta, considerado como el hombre más tranquilo del cuadro español, tomó la pelota en el área chica y la envió a la red.

Iniesta celebró quitándose la camiseta y en las tribunas, en Madrid, en Barcelona y en el último rincón de España tronaron los aplausos que también tuvieron eco en América Latina donde la victoria fue considerada como propia.

Hasta Don Vicente del Bosque, el hombre que siempre creyó en sus hombres, cambió su cara impasibe para abrazarse con sus colaboradores y con los jugadores, que no siempre compartieron sus instrucciones, pero que en Sudáfrica se convirtieron en los mejores mensajeros del fútbol que él predicaba.

Al sonar el silbato final del partido y del campeonato, hubo otro triunfador: Sudáfrica.

El primer país del continente africado encargado de la titánica tarea de organizar una Copa del Mundo, el torneo más multitudinario de la tierra, respondió con creces a la responsabilidad y su máximo patriarca, Nelson Mandela, quien hizo una breve aparición pública para después presenciar la final desde su hogar, compartió con sus compatriotas la satisfacción de una labor bien cumplida.

Saturday, July 10, 2010

COPA DEL MUNDO: SEGUNDO LUGAR, PRIMER PERDEDOR

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Herman Beals

Quien termina en segundo lugar es el primer perdedor. Esta máxima, es válida en la vida en general y especialmente en los deportes, donde todos quieren estar en el lugar de honor del podio. Ni qué hablar del tercer o cuarto puestos, pero eso es lo que dirimieron Alemania y Uruguay en el penúltimo partido del Décimonoveno Campeonato Mundial de Fútbol.

Ganó Alemania por 3-2, con dos de los máximos valores de ambos conjuntos y goleadores del torneo, el jóven Thomas Mueller y el gran Diego Forlán, anotando una vez cada uno para completar cinco en Sudáfrica, con una diferencia: el tanto del uruguayo de largo cabello rubio contenido por una cinta plástica fue uno de los mejores de la Copa.

Forlán tomó de volea un tiro cruzado de Egidio Arévalo, batiendo limpiamente al golero Hans Joerg Butt. Debajo de los otros tres palos, el uruguayo Fernando Muslera pareció afectado por la lluvia y lo resbaloso del balón lo cual contribuyó a por lo menos uno de los goles germanos.

Alemanes y uruguayos se fueron con honor y en medio de cálidos aplausos, pero eso no mitigará el dolor de haber estado ausente del sitial que conquistaron para sí Holanda y España.

El partido en el estadio Nelson Mandela de Port Elizabeth se jugó bajo lluvia, pero así y todo los jugadores se esforzaron por ofrecer un buen espectáculo, en un partido que no significaba mucho para ninguno de ellos.

Mueller abrió la cuenta a los 19 minutos cuando algunos creyeron ver posición adelantada, pero el árbitro mexicano Benito Archundia señaló hacia el centro de la cancha, validando el gol.

Empató Edinson Calvani a los 28, Forlán puso en ventaja a Uruguay a los 52, pero los alemanes volvieron a anotar por intermedio de Marcell Jansen y Sami Khedra, a los 56 y 82 minutos.

Forlán tuvo la oportunidad de igualar en los últimos segundos del encuentro, pero su tiro libre dio en el travesaño.

Es la segunda vez que los alemanes, favoritos cuando comenzó la Copa el 11 de junio, deben contentarse con el tercer puesto.

Uruguay, que despertó expresiones de sorpresa en Sudáfrica entre quienes no están bien al tanto de la calidad y poderío de su fútbol, sacó la cara por el continente americano, que comenzó el torneo dominando en las primeras etapas sólo para desilusionar en las instancias claves.

El tercer puesto conseguido por Alemania significa que, como sucedió hace cuatro años, los tres primeros lugares de la Copa van a quedar en poder de países europeos, un poderoso llamado de atención para América Latina y, en especial para sus dos grandes potencias, Brasil y Argentina.

Desde el punto de vista económico, como siempre la FIFA, el organismo rector del balompié, estuvo en el podio de los victoriosos en Sudáfrica.

Según cálculos divulgados en Johannesburgo, la FIFA verá engordar sus cofres, agregando la astrónomica suma 330.000 millones de dólares con ganancias derivadas del torneo.

La Copa del Mundo es una máquina de hacer dinero para la FIFA con sus ingresos por derechos de televisión, mercadeo y otros proyectos destinados a hacer feliz al suizo Sepp Blatter, el septuagenario presidente de la entidad.

Los beneficios materiales para Sudáfrica también serán importantes, pero a la larga no tanto en el aspecto económico.

El primer país del continente africano que haya organizado el magno espectáculo se siente orgulloso de la tarea realizada y, según los entendidos, la Copa del Mundo constituirá una bonanza para el turismo en los próximos años.

Una suma superior a los tres millones de personas asistieron a los estadios, lo cual coloca a Sudáfrica en el tercer lugar en esta categoría, detrás de la Copa del Mundo de 1994 en Estados Unidos y el torneo de 2006 en Alemania.
Aunque ese logro es impresionante, quedó corto con respecto a los cálculos iniciales, aunque no por mucho. Si las tribunas se hubiesen llenado en cada partido, los espectadores habrían totalizado 3.420.000, según los cálculos de los organizadores.

Friday, July 9, 2010

COPA DEL MUNDO: LA LOCURA DEL FUTBOL

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El columnista Terry Wogan estuvo correcto sólo en el 50 por ciento al escribir en The Telegraph de Londres que “en dos años la locura del Campeonato Mundial de Fútbol comenzará de nuevo”.

La locura ya comenzó.

Los primeros indicios de ese estado especial de mente está en el despido de algunos de los entrenadores (técnicos como se proclaman ellos mismos, con el entusiasta asentimiento de la prensa deportiva), y de las interminables especulaciones sobre quienes conducirán a los seleccionados nacionales en reemplazo de los fracasados en Sudáfrica.

Los que tienen más dignidad ya renunciaron. Otros están a la espera que los dirigentes a cargo de las asociaciones nacionales les muestren la puerta y algunos, los menos, creen y esperan ser confirmados en sus cargos.

Por supuesto esta situación es más notoria entre las grandes potencias que en los países que trataron de hacerlo lo mejor posible dentro de su nivel y hasta superaron las expectativas en la Copa del Mundo

Mientras más alto, más dura es la caída.

Dunga, quien no tuvo éxito con Brasil, fue uno de los primeros en ser notificado del término de sus servicios.

En Inglaterra, otro de los ex campeones mundiales que defraudó una vez más, aficionados y expertos se preguntan –un poco tarde— como es posible que las autoridades del fútbol hubiesen contratado a un entrenador que no habla el idioma del país.

Esa deficiencia, sin embargo, no es tan grave como entregar las riendas de entrenador de la selección nacional a un drogadicto o ex consumidor de sustancias prohibidas que también debió regresar antes de tiempo.

Los cambios de nombres entre entrenadores y jugadores consumirá los dos primeros años post mundial. En los últimos 24 meses de ese período tendrá lugar la locura de las eliminatorias regionales a la que aludía Wogan en su columna quien, de paso planteó una interesante teoría: ¿Está la calidad de los futbolistas a la altura de lo que esperan los aficionados? En la mayoría de los casos ---Inglaterra, Italia y Francia, y en menor grado Argentina y Brasil, fueron un buen ejemplo— la respuesta es un enfático no.

La locura de las eliminatorias –las selecciones de más de 200 naciones tienen que ser reducidas a 32— es especialmente draconiana en América del Sur, donde todos juegan contra todos, para un total de 18 partidos por equipo, y no por grupos como ocurre en Europa.

Eso causa interrupciones en los torneos nacionales, derrame de dinero en viajes, hoteles y salarios y problemas de saturación entre los jugadores.

Para quienes son recompensados con el éxito –España y Holanda este año— los sacrificios valen la pena. Para los que jugaron tres partidos en sus grupos y hasta los que pasaron a la etapa de los últimos 16 para ver tronchadas sus esperanzas en 90 minutos, la aventura representa una amarga experiencia.
Pero esa locura es lo que hace a la Copa del Mundo uno de los acontecimientos más apasionantes de la tierra y dos centenares de naciones seguirán insistiendo cada cuatro años –la próxima cita será en Brasil – hasta que la calidad y la suerte les sonrían.

Wednesday, July 7, 2010

COPA DEL MUNDO: ESPAÑA Y HOLANDA EN APASIONANTE FINAL

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COPA DEL MUNDO:
ESPAÑA Y HOLANDA EN APASIONANTE FINAL

Por Herman Beals

España y Holanda lo hicieron. Cuando el domingo se enfrenten en Sudáfrica, el fútbol coronará a su campeón mundial número ocho, y cualquiera sea el triunfador, será ajeno al selecto club de grandes potencias que habían ganado la copa dorada en los 80 años de la apasionante competencia.

Alemania, que cayó por 1-0 el miércoles, fue el último de los previos campeones del mundo en quedar excluido de la oportunidad de agregar otro trofeo a sus laureles. Antes los otros seis monarcas que ha tenido el balompié hasta ahora -Italia, Francia, Inglaterra, Argentina, Brasil y Uruguay – se habían ido del torneo tan desilusionados como lo están ahora los alemanes.

Todo eso cambiará el domingo cuando la Copa del Mundo quedará en nuevas manos.

Con su limpio triunfo en la semifinal del miércoles, España envió un claro mensaje a los holandeses: ustedes tienen un buen equipo, eliminaron de la final a Uruguay el martes, pero nosotros mostramos hoy que no en vano somo campeones de Europa y que estamos jugando el mejor fútbol que ha exhibido la “Furia Roja” en muchos años, o quizás en toda su existencia.

Contrariamente a Holanda, que llegó a la final en 1974 y 1978 sólo para perder en ambas ocasiones, este será el primer intento del equipo que comanda Vicente del Bosque, quien nunca sonríe (salvo cuando gana el derecho a la final). Serio, de bigotes y semi calvo, Don Vicente colocó a España donde nadie lo hizo antes y ya entró a los anales del balompié hispano.

España, jugó el partido de su vida frente a Alemania.

Ambos rivales pasaron el primer cuarto de hora estudiándose, con España arriesgando un poco más, pero sin crear verdadero peligro, aunque Pedro constituyó un verdadero dolor de cabeza cada vez que tuvo el balón en sus pies.

A medida que transcurrían los minutos, y especialmente después de la media hora de juego, los alemanes pusieron un bosque de piernas para obstruir los ataques españoles, mientras limitaban sus ataques a dos o tres incursiones, lo que facilitó la labor de las líneas posteriores hispanas.

Los alemanes, sin su astro Thomas Mueller debido a acumulación de tarjetas amarillas, parecían contentos con el resultado hasta ese momento, aunque cuando ya estaban por expirar los 45 minutos iniciales, Mesut Oezil entró peligrosamente al aérea donde fue derribado por Sergio Ramos. El árbitro húngaro Viktor Kassai, desechó las reclamaciones alemanas de penal y los españoles ensayaron un último ataque que no prosperó.

A falta de goles, el primer tiempo ofreció un espectáculo diferente. Las acciones fueron detenidas durante cuatro minutos cuando un aficionado haciendo sonar una vuvuzela (corneta), entró al campo de juego. Fue sacado rápidamente por dos funcionarios y en ningún momento estuvo cerca de los jugadores.

Pedro siguió desequilibrando la defensa alemana en los primeros minutos del segundo período y sus combinaciones con David Villa en particular, crearon situaciones de peligro, pero no goles.

España continuó su dominio al aproximarse los 60 minutos, con Pedro, Xabi Alonso y Andrés Iniesta poniendo en apuro a la defensa y al arquero alemán.

Con 20 minutos del tiempo reglamentario por jugarse, la necesidad de romper el empate hizo que ambos equipos arriesgaran más. Los alemanes crearon algunas situaciones de peligro, pero fue España la que se puso en ventaja a los 72 minutos.

Carles Puyol, casi en la línea de ingreso al área grande, frente al arco y detrás de sus compañeros y la defensa alemana, tomó limpiamente de cabeza un tiro de esquina servido por Xavi Hernández y envió el balón por alto al fondo de la red.

Los alemanes abandonaron la cautela, pero España mantuvo su compostura y su soberbia actuación y hasta pudo anotar un segundo tanto. Pero un sólo gol fue suficiente para excluir a sus poderosos adversarios de la anhelada final y el título.

Mientras los españoles celebraban su victoria, los alemanes se retiraron desconsolados, lamentando una actuación que no estuvo a la altura de sus antecedents, pero también comprendiendo que el mejor equipo había ganado.

Tuesday, July 6, 2010

COPA DEL MUNDO: "ESTAMOS TAN CERCA"

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Por Herman Beals

Uruguay luchó valientemente, pero al final debió ceder ante Holanda, un rival que desde el comienzo del Campeonato Mundial de Fútbol pareció destinado a avanzar lejos.

Y así lo ha hecho. Con su victoria por 3 a 2 goles el martes, el equipo color naranja quedó a la espera de conquistar el domingo su primera Copa del Mundo, pero en verdad su balompié ha estado tocando a la puerta de la gloria durante mucho tiempo.

La primera de las dos semifinales –la otra es entre la peligrosa Alemania y la recuperada España— fue de permanente emociones, con buenos goles, nerviosismo en las tribunas y hasta en el último de los rincones de Uruguay y Holanda.

La derrota no sólo dolió a los uruguayos. Toda América Latina lloró con ellos la perdida oportunidad de hacer historia en suelo africano y lograr la elusiva copa dorada que cada cuatro años tiene al mundo a sus pies.

Cuando todo parecía que este sería el año de América, las cosas salieron terriblemente mal para el continente y, con la derrota uruguaya, la dura realidad golpeó a la región: la final será europea.
Pero, aparte de sentimientos nacionales, regionales o continentales, Holanda demostró que su condición de invicta en el torneo –que se remonta a mucho antes de que llegara a Sudáfrica— debía ser considerada con respeto y admiración.

Holanda no atrae la admiración que despierta Brasil, o Argentina, con sus grandes jugadores, pero colectivamente ha integrado un equipo temible y cuenta con figuras notables como Wesley Sneijder y Arjen Robben, quienes anotaron con un intervalo de tres minutos en el segundo tiempo cuando la cuenta estaba empatada a uno y sellaron el fin de Uruguay.

“Esto es inolvidable”, declaró luego Sneijder quien con su conquista igualó los cinco tantos del artillero español David Villla, quedando así ambos a la cabeza de los más prolíficos goleadores del torneo.

“Estamos tan cerca. No hay nada más grande que la Copa del Mundo”, añadió el artillero temido por los arqueros, pero de fácil y amable sonrisa fuera del campo de juego.

Giovanni Van Bronckhorst anotó a los 18 minutos para el equipo holandés y Diego Forlán consiguió la igualdad a los 41, con lo cual el primer período terminó en un justo 1-1.

El marcador se mantuvo empatado hasta los 70 minutos, gracias al buen accionar de Uruguay, pero entonces Sneijder tres minutos después puso a Holanda en una ventaja que no cedería, aunque Maximiliano Pereira colocó el marcador en 3-2 cuando ya se jugaban dos minutos de descuento y el árbitro se aprestaba a señalar el término de la notable semifinal.

No es la primera vez que Holanda ha estado “tan cerca”, como expresó Sneijder.

Dos veces Holanda ha estado a una victoria de ganar la Copa del Mundo, en 1974 y 1978, cuando el mundo se maravillaba con su “fútbol total”. En esas dos oportunidades se resignó a ver como respectivamente, Alemania Occidental y Argentina se titulaban campeones.

Los dos contrastes en las finales de esos años pusieron a los holandeses en una larga y difícil ruta sobre la validez de su fútbol.

Esas dudas parecen haber desaparecido ahora, pero aún les falta los 90 minutos de prueba del domingo.
Uruguay debe jugar ahora por el tercer lugar, un partido que provoca más angustia que placer en los jugadores. Pero no importa lo que haga entonces, los campeones mundiales de 1930 y 1950 regresarán a Montevideo con orgullo y en medio del legítimo aplauso de una nación orgullosa de su gente y de su fútbol.

Monday, July 5, 2010

RECUERDOS DE UN DIA ACIAGO

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Masacre de Munich:

Por Herman Beals

Los organizadores de las Olimpiadas de Munich se habían esforzado por mantener feliz a la prensa. Habían instalado una Villa para los periodistas y un Centro de Prensa amplio y bien equipado donde estaban las oficinas de las principales agencias de noticias y los enviados de los grandes periódicos.
El edificio era de varios pisos, los refrescos de máquinas eran gratis y, además, en dos de las esquinas de cada nivel había dos bares: uno de leche, poco frecuentado, y otro de cócteles y bebidas alcohólicas en general que, como es fácil adivinar, siempre tenía clientes. Ese día, cuando llegué temprano en la mañana, me sorprendió que los bares estuvieran vacíos.

Pero, aunque yo no lo sabía en ese instante, ese era un día especial.

Era el 5 de septiembre de 1972, fecha que sería, y es, conocida como el aciago día de la Masacre de Munich.

Ahora que lo pienso, mientras caminaba desde los cercanos apartamentos donde alojábamos los periodistas hasta el Centro de Prensa, creí notar menos actividad que de costumbre. Había pocas nubes y el sol ya estaba alto, pero no parecía reinar la animación, la alegría y la buena disposición generalmente presentes en los Juegos Olímpicos.

Tan pronto como llegué, el jefe a cargo del equipo de periodistas, me dijo que me había estado llamando al apartamento, que tomara uno de los automóviles con chófer que tenía contratados la agencia UPI de la cual yo era el Jefe de Deportes y que me acercara lo más posible a la Villa Olímpica, donde algo terrible había sucedido durante la madrugada, aunque los detalles eran aún inciertos.

Pasarían muchas horas de ansiedad, incertidumbre y desinformación, antes de que todos los detalles del asesinato de 11 atletas israelíes por ocho terroristas del grupo “Septiembre Negro” fueran conocidos.

Todo esto me ha venido a la mente tras haber leido que Mohammed Daud Udeh, a quien se atribuyó haber planificado a la distancia la masacre de los deportistas judíos, acaba de morir en Damassco, Siria, a los 73 años, de una complicación renal.

El terrorista era más conocido por el nombre de guerra que había adoptado, Aba Daud. Había ideado el ataque y secuestro de los atletas para conseguir que fueran puestos en libertad 234 palestinos presos en cárceles israelíes y de otros dos en prisiones alemanas.

El deseo de Alemania Occidental de presentar un país libre, democrático, sin conexión alguna con el nazismo del pasado, facilitó la tarea de los terroristas.

La mayoría de ellos, vestidos con “buzos” negros y bolsos deportivos (donde escondían las armas) sencillamente treparon la alambrada alrededor de la Villa Olímpica. Incluso fueron ayudados por verdaderos atletas creyendo que se trataba de deportistas como ellos que usaban esa vía cada noche al regresar de sus juergas por la ciudad.

Pero, como yo comprobé personalmente horas después, era muy fácil entrar a la villa.

Cuando le indiqué al chófer que deseaba ir lo más cerca posible de la Villa, me respondió (no recuerdo si en alemán o español), que no me preocupara.

Cuando llegamos a la Villa, que yo había visitado para hacer entrevistas y comprar "Carmina Burana" en una de sus tiendas de disco, me sorprendió ver que el chófer no se detenía, sino que ingresaba por una entrada que había por debajo de los edificios y que, supongo, en tiempos normales era utilizada por los camiones de abastecimiento.

Pero esos no eran tiempos normales.

Las autoridades olímpicas, temerosas de que la matanza de los atletas judíos influyera en otros terroristas en el futuro, al principio decidieron, increíblemente. que los juegos continuaran, como si nada hubiera pasado, y eso contribuyó a la confusión.

Luego, bajo intensa presión, los juegos fueron suspendidos, pero no clausurados, 12 horas después. La confusión duraría todo el día y la noche siguiente, lo cual contribuyó a esparcir versiones falsas de lo ocurrido.

En horas de la noche se informó que los atletas que no habían sido asesinados en la villa habían sido trasladado al aeropuerto como rehenes y que allí habían sido rescatados con vida. Pero eso era falso. Los palestinos terminaron allí la matanza, utilizando balas y granadas.

Ocho de los secuestradores murieron por las balas de los cinco francotiradores que habían sido enviados al aeropuerto. Pero esa cantidad probó ser insuficiente debido a que las autoridades creían que los terroristas eran “tres o cuatro” cuando en realidad eran ocho.

Todo terminó a la 1.30 de la madrugada, pero la real verdad aún no se conocía.

Los tres que escaparon con vida serían puestos en libertad cuando terroristas se apoderaron de un avión de Lufthansa el 29 de octubre y exigieron su liberación. El gobierno alemán occidental accedió prontamente, lo que hizo levantar más de una ceja, en medio de especulaciones de que el “secuestro” pudo haber sido una maniobra conjunta. El juicio de los palestinos se aproximaba y Bonn, según versiones circulantes entonces, prefería escapar a la publicidad que ello atraería, reviviendo de nuevo los detalles de la masacre.

El 5 de septiembre fue un largo día y, para reporteros como yo, sólo terminaría la madrugada siguiente.

Nunca olvidaré cuando el Ministro del Interior, a quien le faltaba un brazo –posiblemente perdido durante la guerra— convocó a una conferencia de prensa para revelar la funesta verdad de lo ocurrido.

Habían trascurrido muchas horas desde mi caminata al Centro de Prensa y el confiado, alegre y hermoso espíritu olímpico habían cambiado para siempre.

Sunday, July 4, 2010

COPA DEL MUNDO: GOLES SON AMORES.

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Por Herman Beals

Hace dos semanas el fútbol sudamericano despertaba cálidos elogios por el buen nivel que mostraba en las etapas iniciales de la Copa del Mundo. Hoy, sólo Uruguay puede rescatar a la región de un fracaso total en Sudáfrica frente a una Europa, que tiene sus propios problemas pero con una ventaja: el lugar de sus potencias tradicionales, Italia y Francia es ocupado ahora por una pujante Alemania, una disciplinada Holanda y una explosiva España.

Al contrario de los elogios y los vaticinios que brasileños y argentinos irían lejos en el torneo, los uruguayos fueron recibidos con cauta reserva por los expertos y aficionados del mundo, esparcidos más allá de las fronteras del pequeño pero orgulloso país sudamericano.

Los elogios no sólo llovieron sobre las escuadras argentinas y brasileñas, ambas colmadas de grandes nombres, sino que se extendieron a Chile, que sorprendió con su accionar bien coordinado y con la precisión en los pases, aunque todo ello le sirve de poco si a sus jugadores se les moja la pólvora frente a los arcos contrarios.

Goles son amores en el fútbol.

Aunque Paraguay avanzó más que Chile, en los cuartos de final aprendió que los goles desperdiciados –o la falta total de ellos— significa pagar un alto precio, no importa cuán buena sea la defensa.

Por eso a la paciente España le bastó una jugada genial culminada por el máximo goleador del torneo hasta ahora, el oportuno David Villa, para poner fin a las esperanzas del equipo “guaraní” de llegar hasta donde nunca ha llegado: un lugar entre los cuatro mejores del mundo.

Estados Unidos y México también compartieron los elogios dirigidos a los cuadros llegados de América y hasta Honduras, eliminada en la etapa por grupos, mostró clase, dignidad y espíritu de lucha.

Cómo sucede antes de cada Copa del Mundo, desde ahora y hasta que el torneo se dispute por vigésima vez dentro de cuatro años en Brasil, se escribirán miles de millones de palabras para explicar las razones de por qué 31 de los 32 llegados plenos de esperanzas a Sudáfrica, volvieron a sus tierras vencidos. Las excusas para tratar de explicar las razones de un fracaso son tan ínútiles en el balompié como en el resto de las actividades humanas.

Obviamente los fracasos duelen más a quienes tienen más que lamentar y en esta Copa del Mundo esos máximos perdedores están definidos por las esperanzas que despertaban antes del primer silbato, en Johannesburgo el 11 de junio: Brasil, Argentina, Italia, Francia, Inglaterra.

Cinco de esas seis escuadras se retiraron en silencio, adoloridas pero con cierta dignidad. También lo hicieron los atónitos argentinos, que aún no lograban entender como el vendaval alemán los había destrozado, salvo por una penosa excepción: Diego Armando Maradona, genio dentro de la cancha como jugador, lastimoso ser humano como entrenador.

Cuando los eufóricos aficionados levantaron un gran cartel que llevaban preparados en su contra, Maradona reaccionó con furia, olvidando que en las semanas y días previos a la goleada sufrida por su equipo se había burlado de los jóvenes futbolistas germanos.

Uno de los principales blancos fue Thomas Mullers, de sólo 20 años pero ya un astro en el club Bayern Munich y en la selección, quien le respondió con clase y dónde más dolía: a los tres minutos anotó el primero de los cuatro goles de Alemania, silenciando a los argentinos durante el resto del encuentro.
“Tschüss Maradona”, decía el cartel lo cual, en el mejor de los sentidos significa “Adiós Maradona”, aunque un comentarista aseguró que su significado no era tan benigno.

Saturday, July 3, 2010

COPA DEL MUNDO: TRIPLE WATERLOO

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Por Herman Beals

Fue un fin de semana funesto para el fútbol sudamericano y de redención para Europa en la Copa del Mundo que se acerca a sus etapas culminantes en Sudáfrica. De manera casi avergonzante, Argentina se unió a Brasil entre los eliminados en los cuartos de final y también lo hizo Paraguay pero de manera más digna y honesta que sus dos vecinas superpotencias. Sólo Uruguay, a quienes muy pocos le daban posibilidades al comienzo del torneo, salvó el honor de la región y cree que todavía no ha terminado la tarea que se impuso.

Europa, que pareció vulnerable y posiblemente expuesta a los avances sudamericanos en las primeras rondas, al final se plantó con tres equipos en las semifinales, y revalidó sus legítimas aspiraciones al título:

Holanda, que con su solidez expuso las debilidades de un Brasil empeñado en insistir en tácticas que impiden a sus hombres de jugar al fútbol como sólo ellos saben hacerlo, con clase, espontaneidad y alegría.

Alemania, que con juventud y ansia de gol terminó con la arrogancia de una Argentina engañada por su entrenador y por la creencia de que el joven Lionel Messi, que hasta antes del torneo fue celebrado como el mejor jugador del mundo, era un remedio infalible para todos los males del equipo con su enorme talento. Sin embargo, Diego Maradona aprendió de la manera más difícil que “una golondrina no hace verano”.

Y España, que necesitó 83 minutos para superar la resistencia de Paraguay, pero cuya clase de campeón de Europa podría resurgir con toda su fuerza en las instancias finales del torneo.

Después de la clasificación de Uruguay entre los cuatro mejores del mundo, desde el punto penal del viernes contra Ghana, después de 120 minutos de excitantes acciones, todo fue cuesta abajo para los equipos de América del Sur.

Perjudicado por sus propios errores, Brasil cayó por 2-1 ante Holanda, la cual jugó uno de sus mejores partidos desde los días de su celebrado “fútbol total”.

La pena sudamericana no había terminado. El sábado, Thomas Mueller, de quien el locuaz Maradona se había mofado, marcó el camino para Alemania al anotar sólo a los tres minutos de juego. Miroslav Klose, quien parece haber nacido para la Copa del Mundo, marcó a los 68 y 89 minutos. Y Arne Friedrich impulsó la pelota a la red a los 74 minutos.

Después de tiros penales desperdiciados o anulados, el partido entre Paraguay y España parecía destinado a ir a tiempo extra cuando David Villa hizo el único gol del encuentro. Fue su quinto en el campeonato y lo colocó en el primer lugar en la lista de los artilleros más efectivos.

El balón dio en los dos postes y picó detrás de la línea de gol. Paraguay trató de remediar el mal, pero el silbato final pronto puso fin a su empeño y a sus sueños.

España enfrentará ahora en las semifinales a Alemania y Uruguay a Holanda.
Dentro de la pesadumbre por el Waterloo triple del fútbol sudamericano, los miles de millones de aficionados que siguen la Copa del Mundo en sus televisores, y los presentes en los estadios, tuvieron algo positivo que celebrar: Maradona ya no estará más al costado de la cancha ofreciendo un espectáculo bochornoso de gritos, gestos y besos afeminados a sus jugadores.

Friday, July 2, 2010

COPA DEL MUNDO: DESASTRE Y CLASE

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Por Herman Beals

Lo impensable sucedió: Brasil no pudo hacer honor a su fama. Y fue eliminado.

Uruguay revivió su garra y clase del pasado, se impuso a Ghana y clasificó entre los cuatro mejores del mundo en Sudáfrica.

La derrotó causó conmoción mundial. El cinco veces monarca y favorito hasta ese momento había sido vencido 2-1 por Holanda.

Las esperanzas habían terminado. Las explicaciones habían comenzado pero, por convincentes que sean, jamás satisfacerán a quienes creen que Brasil debe volver a lo que nunca debió abandonar: el “jogo bonito”.

Pero el entrenador Dunga substituyó el estilo espectacular y entretenido de los brasileños por un esquema rígido que privaba a los jugadores de su genio.

No es la primera vez que esto sucede en el balompié brasileño, pero anteriormente sus aficionados habían pasado por alto sus objeciones cuando el equipo conquistó de todas maneras el preciado sorteo. Pero eso sucedió por última vez hace ocho años en Corea del Sur.

Fue un desastre no solo para los brasileños, sino también para los sudamericanos que vieron como el primero de sus cuatro clasificados a los cuartos de final se iba humillado.

Ahora los sudamericanos deberán comenzar de nuevo, pero sin Dunga.

El entrenador, que no pudo aprovechar el talento increíble que tenía a disposición, tendrá que dar paso a alguien que, por fin, dejará jugar a sus hombres como aprenden hacerlo desde muy niños, sin depender en esquemas rígidos, ajenos al talento natural de los brasileños.

Los holandeses, que ya antes de dar cuenta de los brasileños se habían mostrado como un cuadro disciplinado y peligroso, quedaron en desventaja a los 10 minutos cuando Robinho hizo llegar el balón a la red.

A poco de iniciarse el segundo período, Mello tuvo la mala fortuna de anotar en su propia valla al tratar de rechazar de cabeza. El mismo Mello sería expulsado después, dejando a su escuadra con 10 hombres y en camino a la desesperación.

Los brasileños se descontrolaron. Los holandeses vieron que tenían una oportunidad y la aprovecharon a los 68 minutos gracias a Wesley Sneijder.

Los sudamericanos trataron de reponerse, pero de ahí en adelante todo fue cuesta abajo y la eliminación del torneo llegó en forma implacable.

El calvo Sneijder confesó luego que el balón “se deslizó a través de mi cabeza pelada”.

Conducidos por la clase de Diego Forlán, Uruguay llegó a las semifinales por primera vez en 40 años, pero desde el silbato inicial hasta el instante en que los primeros campeones mundiales que tuvo el mundo, en 1930, hasta que la lucha terminó desde el punto final 120 minutos después, el partido no fue apto para enfermos del corazón.

Sulley Muntary en los descuentos del primer tiempo y Forlán, a los 55 anotaron los goles. Después, habría penales fallados, manos no cobradas frente arco y drama por doquier, en el terreno, en las tribunas y en pequeño pero orgulloso Uruguay.

En los tiros penales, la clase ayudó a los uruguayos, que terminaron con ventaja de 4-2. El nerviosismo sepultó las esperanzas del corajudo equipo de Ghana, cuyos jugadores, como había sucedido horas antes entre los brasileños, lloraron la derrota.

Uruguay enfrentará a Holanda en las semifinales. El horizonte es amplio y brillante para ambos.

Thursday, July 1, 2010

COPA DEL MUNDO: DIFICIL BALANCE

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Por Herman Beals

Las 32 naciones que el 11 de junio iniciaron el incierto recorrido en pos de fama y gloria, han quedado reducidas a sólo un puñado del cual saldrá, un mes después, el nuevo campeón mundial de Fútbol.
Pero antes del gran momento del desenlace en Sudáfrica, la Copa del Mundo ya ha entrado a la historia con características propias. Los amantes y los críticos del balompié tendrán ahora cuatro años para analizar lo positivo y lo negativo hasta que la magia de la Copa del Mundo se reencuentre, esta vez en suelo brasileño.

El fútbol es subjetivo. Todo depende de los colores de la camiseta. Para unos, la Copa del Mundo despertará elogios. Otros preferirán olvidarse de la primera cita concertada en territorio africana para, en cambio, fijar la vista en el futuro.

Pero, objetivamente, el Décimonoveno Campeonato del Mundo ya ha dejado lecciones inobjetables:

El ascenso del fútbol sudamericano, con sus cinco equipos clasificando a la segunda ronda, y de América en general, con México y Estados Unidos agregándose con clase y entusiasmo a lo hecho por las naciones del cono sur.

Las realidades del sorteo previo, un mal día y las decisiones de arbitrajes dudosos, por debajo del nivel profesional necesario en la gran cita del balompié, contribuyeron a que las siete escuadras del continente americano quedaran reducidas a cuatro. Así y todo, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay constituyeron la mitad de los equipos clasificados a los cuartos de final. Una hazaña imposible de ignorar.

En el otro lado de la moneda estuvo la debacle de tres de las grandes y reverenciadas potencias europeas y de Africa en general.

Italia llegó a Sudáfrica como orgulloso –y hasta soberbio—campeón mundial, pero su veterana escuadra debió rendirse, agobiada por la edad, lo cual envió un claro mensaje a Roma: es hora de renovarse para recobrar el lugar de privilegio de la “azurri” en el fútbol y volver a despertar el sueño de un quinto título mundial.

Francia, que maravilló en 1998 al conquistar la copa por primera vez, se fue luchando en 2006 con legítimas aspiraciones hasta que en en Alemania, una tarjeta roja a su máxima figura, Zinedine Zidane, terminó con sus ambiciones.

Ahora, en Sudáfrica, Francia ni siquiera tuvo clase, dentro o fuera del campo de juego. Las imágenes y relatos de las rencillas entre miembros de su delegación recorrieron el mundo, como también la amonestación de la ministra de Deportes:
"Ustedes son una desgracia moral para Francia".

Al igual que Italia, Francia tendrá que comenzar de nuevo.

Inglaterra es un enigma y lo ha sido desde que ganó su única Copa del Mundo en 1966, y aún entonces la conquista de la estatuilla dorada estuvo sumida en la controversia por goles que fueron o no fueron.

El enigma es que, sin lugar a dudas, la Liga de Honor de Inglaterra, muestra un fútbol pujante, con los jugadores británicos en un mismo plano con las estrellas sudamericanas, especialmente argentinas que pueblan sus clubes. Pero, cuando llega la Copa del Mundo, la calidad desaparece y la frustración conduce al regreso adelantado a Londres. Esta vez en Sudáfrica, tampoco ayudó el hecho de que los británicos fueran privados por un árbitro ciego de un gol legítimo, que bien pudo hacer cambiar su suerte frente a Alemania.

Todo no es negativo, por supuesto para Europa. Los alemanes llegaron con un cuadro rejuvenecido que no perdona las debilidades de los rivales. Holanda parece haberse reencontrado con el balompié tras largos años de desilusiones y controversias internas y España, que comenzó vacilante, mostró al pasar a los cuartos de final que por algo es el campeón europeo.

Africa no sacó provecho de que el torneo se disputara por primera vez en su suelo.Uno tras uno sus equipos fueron eliminados.Sólo Ghana sacó, y en gran forma, la cara por el continente.

Y, en lo que va del mes de competencia, ya ha quedado en claro que el actual torneo no figurará entre entre los de mejor fútbol, aunque sí, algunos jóvenes astros, como el argentino Lionel Messi, ya adornan los anales del más popular de los deportes.