Herman Beals
Ninguno de los siete precandidatos presidenciales actuales del Partido Republicano satisface del todo el gusto de los conservadores y los moderados en esa tienda política y por ello se ha comenzado hablar abiertamente de una “convención negociada” , en la cual el aspirante a la Casa Blanca es elegido tras intensas y no siempre amables deliberaciones.
Tanto los republicanos como los demócratas han elegido presidentes ahora considerados entre los mejores que haya tenido Estados Unidos, en este tipo de convenciones. : Abraham Lincoln en 1860 y Franklin Delano Roosevelt en 1932-
Quizás convención negociada no es el mejor nombre, pero “brokered convention” como se le llama en inglés tampoco define en forma precisa el apasionante acontecimiento.
Si ninguno de los candidatos acumula una mayoría entre los casi 3000 delegados elegidos en las elecciones primarias, la convención se encarga de designar al abanderado presidencial, un áspero proceso que puede durar varios días.
La posibilidad de la convención negociada es mayor este año que en el pasado debido a los nuevos reglamentos aprobados por los republicanos. Según estas normas, los contendores reciben un número de delegados proporcional a la votación obtenida por cada uno de ellos en cada primaria, la primera de ellas en Iowa a principios de enero.
Hasta las última elecciones primarias, conducentes a los comicios presidenciales del año 2008, el ganador era absoluto. La fórmula proporcional usada ahora hace más difícil que uno de los candidatos obtenga el número de delegados necesarios para asegurar la mayoría.
Esta dificultad se acrecienta por el alto número de candidatos que se reparten las votaciones.
Es muy posible que después de las cuatro primarias iniciales –en Iowa, New Hampshire, Carolina del Sur y Florida—algunos de los candidatos queden muy rezagados y opten por retirarse, pero es probable que tres o cuatro lleguen a la Convención Nacional.
Al mismo tiempo, han comenzado a aparecer conjeturas, que los desafectos con los candidatos -- por estimar que no abrazan auténticos valores conservadores o que no podrían derrotar a Barack Obama a pesar del descontento existente contra el actual presidente-- estarían dispuestos a lanzar a la contienda a alguien más afín con sus intereses y convicciones políticas. Esta tendencia sería especialmente fuerte entre los millones de adherentes del Tea Party, que constituyen un ala poderosa dentro del Partido Republicano.
Entre los nombres mencionados, están los siguientes:
--Sarah Palin, ex candidata a la presidencia, quien sorprendió y entristeció a millones al anunciar que no participaría oficialmente en las primarias (otros tantos entre sus detractores aplaudieron felices). La ex gobernadora de Alaska sigue teniendo gran influencia entre los conservadores y es, de hecho, pero sin título, la jefa del Tea Party.
--Mitch Daniels, gobernador de Indiana. De probada experiencia política y económica, fue impulsado fuertemente por la élite del partido para que presentara su candidatura. Declinó la oferta. No despierta un entusiasmo ostensible en los votantes.
--Chris Christie, gobernador de Nueva Jersey. Franco y directo al hablar, el establecimiento conservador le imploró que lanzara su nombre a la campaña. Se negó y desde entonces el entusiasmo por su persona parece haber decaído.
--Mike Huckabee, candidato presidencial en 2008 y ex gobernador de Arkansas. Esta vez coqueteó con la candidatura, pero al final se pronunció en contra. Como Sarah Palin, disfruta de un fuerte apoyo entre los conservadores evangélicos.
--Marco Rubio, el joven y carismático senador por Florida, de ascendencia cubana. Su rápido ascenso en la política nacional ha sido relativamente perjudicado por heridas auto infligidas. Se le menciona constantemente como candidato ideal a la vicepresidencia.
--Jebb Bush, hermano del ex presidente George W. Bush, de buena actuación como gobernador de Florida. Una de sus ventajas es que podría atraer el voto de los latinos. Se casó con la mexicana Columba Garnica, quien desarrolla una encomiable labor social. Su peor desventaja, al menos por ahora, es su apellido.
William Kristol, el influyente editor de la revista The Weekly Standard fue uno de los primeros en escribir sobre la posibilidad de un nuevo candidato, y hace algunos días afirmó que esto, “sería excitante". Sería destrozador de nerviosos. Sería imprevisible. No ha sucedido en mucho tiempo. Pero podría acontecer. Y podría ser algo bueno para el Partido Republicano”.
Pero todo esto también podría ser Wishful thinking, como dicen los norteamericanos, cuando la imaginación es más fuerte que la realidad.
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