Más barato por docena
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Herman Beals10 de enero, 2015
Con razón los norteamericanos no creen en los políticos.
Por el lado del Partido Democrático tienen a un presidente liberal que hace lo que quiere, imponiendo medidas que van en contra de los deseos de la mayoría de la población, mientras que los republicanos parecen impotentes ante las maniobras de Barack Obama, incluso ahora que controlan las dos cámaras del Congreso
Por si eso fuera poco, el futuro ofrece pocas esperanzas con una plétora de aspirantes a la presidencia en el año 2016.
Cualquiera que se considere un político cree que puede llegar a la Casa Blanca. Esto se aplica a Hillary Clinton, quien es considerada por muchos como segura ganadora, si es que decide ser candidata. Pero la señora Clinton no tiene mucho que ofrecer.
Fue una primera dama controversial, fracasando en los deseos de su esposo Bill Clinton, de que impusiera una reforma al sistema de cuidado de la salud, al mismo tiempo que permitía las escapadas extramatrimoniales del presidente.
Como senadora no dejó una sola legislación que la haga recordar y, como secretaria de Estado de Obama, lo más notable que hizo fue viajar por todo el mundo, cometiendo en su incesante itinerario algunos gafes notorios, como el “relanzamiento” de la política de Estados Unidos con Rusia. Vladimir Putin se está riendo desde entonces.
Otro posible candidato presidencial demócrata es el vicepresidenbte Biden, salvo que es probable que cada vez que el divertido Joe abre la boca diga una barbaridad. Entre los republicanos, hay casi una veintena de aspirantes a la presidencia y es posible que aparezcan varios otros, a medida que se acerquen las elecciones primarias que designan al candidato definitivo.
Algunos de ellos esos soñadores tienen menos posibilidades que una plegaria en el infierno, pero siguen soñando, ayudados por la nueva y la vieja prensa bajo la premisa de que mientras más, mejor diversión.
Los últimos dos en agregar sus nombres como posibles candidatos están entre los de mayor calibre, pero ello no significa que sean lo que el país necesita.
Jeb Bush es un republicano moderado de escaso carisma, de posiciones poco atractivas para los republicanos conservadores, y peor aún, con un apellido que hace recordar una dinastía que muchos quisieran olvidar.
Mitt Romney fue un pésimo candidato en 2012, lo cual permitió la reelección de Obama.
Ahora lo mejor que tiene en su favor es la creencia de que “la tercera es la vencida”, pero no mucho más, aparte de la impopularidad del actual ocupante de la Casa Blanca.
Los comicios presidenciales y hasta las elecciones primarias están aún lejos y muchas cosas pueden suceder de aquí a noviembre del próximo año, pero los políticos que aparecen como posibles candidatos hasta ahora no parecen ofrecer muchas esperanzas para el futuro.
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