Sunday, September 6, 2015

PAYASO PARA ALGUNOS, ESPERANZA PARA OTROS

Sí, pero es nuestro payaso, replican los cada vez más numerosos votantes.

Por Herman Beals
5 de septiembre, 2015
 Donald Trump es un payaso, lloriquean los desesperados y estupefactos políticos y articulistas del establecimiento republicano, uniéndose de manera interesada a los constantes ataques izquierdistas en contra del candidato. Sí, pero es nuestro payaso, replican los cada vez más numerosos votantes que creen que el multimillonario aspirante a la presidencia de Estados Unidos, podría devolver al país la grandeza que ha perdido.
 Las encuestas siguen colocando a Trump en el primer lugar entre los 17 candidatos republicanos, con ventaja de dos dígitos sobre sus perseguidores, entre ellos Jebb Bush, quien es el preferido del establecimiento. Payaso o no, lo que el establecimiento trata de ocultar, sin éxito hasta ahora, es que el surgimiento de Trump va más allá de un entusiasmo momentáneo.
 Más que la persona del candidato, los votantes lo identifican con sus promesas de terminar con la inmigración ilegal, de facilitar el regreso de las industrias al país, de devolver las fuentes de trabajo a los estadounidenses, de acabar con el excesivo poder que tienen la Cámara de Comercio, Wall Street y los gestores pagados, generalmente ex políticos, que tratan de influenciar a los legisladores para que aprueben los proyectos que beneficiarán a sus patrones, de terminar con medidas impulsadas por el actual gobierno demócrata, a pesar de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes y el Senado.
 Los candidatos tradicionales y sus acólitos siguen creyendo -o por lo menos predicando para tratar de convencer al público- que Trump es un capricho pasajero y que todo volverá al cauce natural favorecido por el establecimiento antes o durante las elecciones primarias que proclamarán en 2016 al candidato republicano.
Pero eso podría no ocurrir, como acaba de escribir Dan Balz, el respetado columnista del Washington Post, quien no siempre se suma al entusiasmo izquierdista y pro demócrata de su diario. “Los candidatos tradicionales no pueden estar seguros en la espera de que los votantes vengan hacia ellos”, afirmó Balz. “Si Bush, (la demócrata Hillary) Clinton y otros sucumben al pensamiento de que el mundo ha girado sin control este verano y que pronto regresará a su forma normal, podrían estar perdiéndose parte del mensaje”.
Primero Bush trató de ignorar a Trump, pero cuando eso no dio resultado, recurrió a los ataques, acusándolo de no ser conservador y de promover medidas imposibles de cumplir, como es construir un muro para impedir el ingreso de inmigrantes a través de la frontera con México. Resultado? Trump volvió a subir en las encuestas.
 La señora Clinton, que tiene sus propios problemas derivados de su comportamiento como secretaria de Estado, también ha incluido a Trump en sus ataques ultimamente, quizás por ser más realista que los republicanos tradicionales y olfatear que el "payaso" podría ser su adversario en 2016.

Thursday, September 3, 2015

QUIEN SIEMBRA VIENTOS...

Cosecha tempestades.
Foto: Taringa.net 
Por Herman Beals
3 de septiembre, 2015
Los políticos republicanos tradicionales, que se hicieron elegir prometiendo impulsar iniciativas conservadoras en el Congreso pero que nunca cumplieron --y de paso permitieron que el demócrata Barack Obama impusiera su agenda izquierdista desde la Casa Blanca-- están ahora cosechando lo que sembraron: Donald Trump.
El “establecimiento” republicano, dominado por la Cámara de Comercio y Walt Street, pensó que 2016 iba a ser una repetición del pasado, con un candidato que siguiera sus dictados y por ello aplaudió sin reservas a Jebb Bush y a la mayoría de los otros 15 gobernadores, ex gobernadores y ex legisladores que decidieron buscar la presidencia.
Ello a pesar de que algunos de esos candidatos obviamente tendrían dificultades hasta para lograr en las elecciones el respaldo de sus propios familiares, como las encuestas lo están demostrando.
Pero, con la excepción de Ted Cruz y algún otro aspirante, eran parte del “establecimiento” y por lo tanto, había que aceptar sus quijotescas quimeras.
Todo ello sin escuchar las voces de Sarah Palin y unos pocos comentaristas conservadores que advertían que el país estaba cansado de promesas que nunca se cumplían y estaba siendo transformado según los dictados liberales y la “correctividad política”.
Entonces apareció Trump, el multimillonario empresario que anteriormente había jugado con la idea de buscar la presidencia, pero que nunca había hecho realidad sus planes.
El establecimiento y los pomposos comentaristas fieles a sus dictados, vaticinaron que la candidatura no sobreviviría más allá de unas semanas, todo ello mezclado con términos derogatorios para Trump, especialmente después de que diera a conocer sus planes para combatir y terminar con la inmigración ilegal.
Pero han pasado las semanas y los meses y Trump sigue dominando en las encuestas, con Bush y los demás muy rezagados y con algunos de los más obvios soñadores figurando con cero por ciento, o poco más, en esas consultas.
En una clara maniobra contra Trump, el Partido Republicano decidió que los candidatos debían firmar un documento comprometiéndose a no buscar la presidencia como abanderado de un tercer partido o como independiente.
Es dudoso que ese documento tenga validez legal, pero si lo tuviera, ¿qué va a hacer el desesperado establecimiento republicano contra el multimillonario que ha despertado las esperanzas de los descorazonados por promesas incumplidas? ¿Quizás multarlo?
En una de las últimas encuestas, Trump era el favorito del 30 por ciento de los probables votantes republicanos. En otra muestra del repudio conservador contra el establecimiento, el segundo en el sondeo de la Universidad Monmouth es el médico Ben Carson, aunque muy distante de Trump. Ninguno de los dos ha ejercido un cargo político hasta ahora.
El director de la encuesta, Patrick Murray, resumió los resultados del sondeo con palabras lapidatorias para los políticos tradicionales.
El hecho de que el único que puede desafiar a Trump es el único otro candidato que nunca participó en una elección o ha ejercido electivo habla volúmenes del poco aprecio que los votantes del Partido Republicano tienen por el establecimiento”, sentenció Murray.