Cosecha tempestades.
Foto: Taringa.net
Por
Herman Beals
3 de septiembre, 2015
Los
políticos republicanos tradicionales, que se hicieron elegir
prometiendo impulsar iniciativas conservadoras en el Congreso pero
que nunca cumplieron --y
de paso permitieron que el demócrata Barack Obama impusiera su
agenda izquierdista desde la Casa Blanca-- están ahora cosechando lo
que sembraron: Donald Trump.
El
“establecimiento” republicano, dominado por la Cámara de
Comercio y Walt Street, pensó que 2016 iba a ser una repetición del
pasado, con un candidato que siguiera sus dictados y por ello
aplaudió sin reservas a Jebb Bush y a la mayoría de los otros 15
gobernadores, ex gobernadores y ex legisladores que decidieron buscar
la presidencia.
Ello
a pesar de que algunos de esos candidatos obviamente tendrían
dificultades hasta para lograr en las elecciones el respaldo de sus
propios familiares, como las encuestas lo están demostrando.
Pero,
con la excepción de Ted Cruz y algún otro aspirante, eran parte del
“establecimiento” y por lo tanto, había que aceptar sus
quijotescas quimeras.
Todo
ello sin escuchar las voces de Sarah Palin y unos pocos comentaristas
conservadores que advertían que el país estaba cansado de promesas
que nunca se cumplían y estaba siendo transformado según los
dictados liberales y la “correctividad política”.
Entonces
apareció Trump, el multimillonario empresario que anteriormente
había jugado con la idea de buscar la presidencia, pero que nunca
había hecho realidad sus planes.
El
establecimiento y los pomposos comentaristas fieles a sus dictados,
vaticinaron que la candidatura no sobreviviría más allá de unas
semanas, todo ello mezclado con términos derogatorios para Trump,
especialmente después de que diera a conocer sus planes para
combatir y terminar con la inmigración ilegal.
Pero
han pasado las semanas y los meses y Trump sigue dominando en las
encuestas, con Bush y los demás muy rezagados y con algunos de los más
obvios soñadores figurando con cero por ciento, o poco más, en esas
consultas.
En
una clara maniobra contra Trump, el Partido Republicano decidió que
los candidatos debían firmar un documento comprometiéndose a no
buscar la presidencia como abanderado de un tercer partido o como
independiente.
Es
dudoso que ese documento tenga validez legal, pero si lo tuviera,
¿qué va a hacer el desesperado establecimiento republicano contra
el multimillonario que ha despertado las esperanzas de los
descorazonados por promesas incumplidas? ¿Quizás multarlo?
En
una de las últimas encuestas, Trump era el favorito del 30 por ciento
de los probables votantes republicanos. En otra muestra del repudio
conservador contra el establecimiento, el segundo en el sondeo de la
Universidad Monmouth es el médico Ben Carson, aunque muy distante de
Trump. Ninguno de los dos ha ejercido un cargo político hasta ahora.
El
director de la encuesta, Patrick Murray, resumió los resultados del
sondeo con palabras lapidatorias para los políticos tradicionales.
“El
hecho de que el único que puede desafiar a Trump es el único otro
candidato que nunca participó en una elección o ha ejercido
electivo habla volúmenes del poco aprecio que los votantes del
Partido Republicano tienen por el establecimiento”, sentenció
Murray.
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