Por Herman Beals
Los latinoamericanos acostumbran decir “otra cosa es con guitarra” cuando alguien acostumbrado a las promesas fáciles se enfrenta a una tarea difícil y hasta imposible de cumplir.
El dicho popular parece aplicarse ahora a Barack Obama, el presidente electo que, como candidato, ofreció cambio y prometió terminar con la política al estilo de Washington, despertando felicidad y hasta histeria entre las jubilosas huestes izquierdistas.
Pero, ¿que hizo el político demócrata tan pronto como aseguró la presidencia? Descubrió que la felicidad estaba en la moderación y en el centro.
Esa conversión, verdadera o simulada, es la única forma de explicarse que, salvo por dos o tres excepciones, Obama haya elegido a una plétora de centristas y hasta derechistas en materia de relaciones internacionales, para integrar su gabinete.
Aunque los liberales y los pacifistas siguen dando el beneficio de la duda al campeón del prometido “cambio”, ya empiezan a escucharse algunas expresiones de inquietud, que podrían hacerse más fuertes después de que Obama llegue oficialmente a la Casa Blanca el 20 de enero.
Incluso entre quienes siguen cantando loas en la prensa al presidente electo, hay señales de que el aparente viraje centrista del político demócrata está siendo observado cuidadosamente.
“Centrista de closet”, tildó al presidente electo Michael Gerson, columnista del Washington Post, diario que respaldó a Obama y no se cansó de alabarlo durante toda la campaña presidencial.
“Es un equipo generoso en su moderación, sorprendente por su continuidad, asombroso por su estabilidad”, escribió Gerson, quien no es mezquino con los adjetivos cuando se trata de Obama.
Pero enseguida menciona a tres de los más prominentes miembros del gabinete anunciado por Obama como continuadores de las tradiciones y usos de Washington: el secretario de Defensa republicano Robert Gates que accedió a seguir en el cargo en el próximo gobierno, Hillary Clinton, quien renunciará a su cargo en el Senado para ponerse a las órdenes de su ex rival como Secretaria de Estado.
Gates ha sido el ejecutor de la guerra de Iraq en su última fase y Hillary Clinton, además de haber sido la empedernida rival de Obama durante las elecciones primarias, apoyó ese conflicto armado en sus comienzos, y mantuvo otras posiciones contrarias al entonces precandidato demócrata.
Otros rostros en el gabinete que no se ajustan a los preceptos liberales son los del propuesto secretario del Tesoro, Timothy Geithner, no muy conocido del público pero de todos modos un experto en navegar los pasillos políticos de Washington, y el general retirado James Jones, quien no es precisamente un pacifista y hasta hace poco era asesor del presidente George Bush para asuntos del Oriente Medio.
En el gabinete anunciado hay diversos otros personajes que no pueden ser catalogados de “liberales” y dispuestos al “cambio”, la mayoría de ellos resucitados de la época de Bill Clinton, un hecho también sorprendente, porque Obama trató de alejarse del ex mandatario durante gran parte de la campaña.
Entre todos esos ex “clintonianos”, sólo Susan Rice, quien como embajadora ante las Naciones Unidas integrará el gabinete, es quien más se asemeja a la idea del “cambio” tan proclamado por el candidato Obama,
Susan Rice, junto con el gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, estuvieron entre los primeros y más prominentes miembros del “Clan Clinton” que decidieron cambiar de colores y abrazar la candidatura de Obama.
La nueva embajadora ante las Naciones Unidas, quien fue la máxima asesora de política exterior de Obama durante la campaña, es una de las mejores esperanzas de los liberales. Su misión será limar las asperezas actuales y alinear a Washington con la organización mundial, lo cual podría significar importantes cambios en las relaciones con algunos países hasta ahora adversarios, Cuba entre ellos.
Richardson, pasado por alto para el cargo de jefe de la política exterior, que era lo que realmente ambicionaba, tendrá de todos modos su recompensa en la Secretaría de Comercio, según se ha anunciado. Hasta ahora es el único político de origen latinoamericano que ha cosechado por el apoyo electoral a Obama.
El gabinete anunciado es tan centrista, que hasta los republicanos aplauden a Obama por “su buen criterio”. Pero, como se sabe,”una golondrina no hace verano”, el nuevo gobierno ni siquiera ha empezado y muchas cosas podrían cambiar en el futuro.
*Aparecido originalmente en Univisión Radio
Friday, December 12, 2008
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment