Para Herman, mi esposo, que hoy está de cumpleaños
Angélica Mora
Las montañas se abren en flores
los nidos se hacen pequeños,
se vacían
y vuelven a llenarse con nuevas ansias
de puños de plumas
que se abren en diferentes colores.
Las aguas de los ríos se van lejos,
sin premura.
Y las piedras en las vertientes
suspiran
en pausas de lamidas fervientes
del líquido que brota fresco
de la roca pura.
Todo es ahora un templo
en la naturaleza febril
que juega en el lodo,
-una y otra vez
en eternas pruebas-
usando
el paso inexorable del tiempo
que lo transforma todo.
La pradera
canta su canción renovada.
El hombre
encuentra a una mujer
y ésta
baja los ojos con placer
ante la insinuante mirada.
Algunas flores
aún están cerradas
en prometedores botones.
El musgo
se apronta a vestirse en terciopelo
sacado de verdes arcones.
(La mujer
se ata una cinta en el pelo
con su sangre que canta en temblores).
Es el insondable misterio
que convida
a gozar de lo corto
de la primavera.
Que pasa una vez al año
su mano sobre la vida
en un gesto
que acaricia lo sublime
y efímero
que nos da la tierra.
Angélica Mora
Las montañas se abren en flores
los nidos se hacen pequeños,
se vacían
y vuelven a llenarse con nuevas ansias
de puños de plumas
que se abren en diferentes colores.
Las aguas de los ríos se van lejos,
sin premura.
Y las piedras en las vertientes
suspiran
en pausas de lamidas fervientes
del líquido que brota fresco
de la roca pura.
Todo es ahora un templo
en la naturaleza febril
que juega en el lodo,
-una y otra vez
en eternas pruebas-
usando
el paso inexorable del tiempo
que lo transforma todo.
La pradera
canta su canción renovada.
El hombre
encuentra a una mujer
y ésta
baja los ojos con placer
ante la insinuante mirada.
Algunas flores
aún están cerradas
en prometedores botones.
El musgo
se apronta a vestirse en terciopelo
sacado de verdes arcones.
(La mujer
se ata una cinta en el pelo
con su sangre que canta en temblores).
Es el insondable misterio
que convida
a gozar de lo corto
de la primavera.
Que pasa una vez al año
su mano sobre la vida
en un gesto
que acaricia lo sublime
y efímero
que nos da la tierra.
Francisco Espada said...
ReplyDeleteMe uno a la felicitación a tu esposo y de paso te aplaudo tan lindo manifiesto de amor. Saludos.
Hermoso homenaje. Y es que la vida es un camino en un tiempo que hay que saber aprovechar viviendolo en el respeto a nosotros y los demás, y entregando mucho amor.
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