Lula y Obama
Por Herman Beals
Usted puede no ser amigo de Lula, pero cuando se reunió con Barack Obama en la Casa Blanca, el presidente de Brasil habló por todos los latinoamericanos, sin genuflexiones ni sonrisitas falsas.
La actitud del mandatario brasileño fue digna y encomiable. Luiz Inácio Lula da Silva dijo lo que tenía que decirle al presidente estadounidense, sin bajar la voz y, en todo momento, defendiendo los intereses de su país, de América Latina y de las regiones subdesarrolladas del mundo.
Obama respondió de manera adecuada, sabedor de que su visitante provenía de una nación que se ha ido afianzando como una potencia mundial, cuya voz tiene peso en la mayor parte de América Latina.
La reunión de igual a igual entre los dos líderes presentó un marcado contraste con los recientes peregrinajes a La Habana de dos presidentas sudamericanas, la argentina Cristina Fernández y la chilena Michelle Bachelet.
Ambas acudieron a rendir pleitesía a un cruel y gastado dictador sin que su gesto de solidaridad política con el anciano ex gobernante comunista cubano fuera de provecho alguno para sus naciones.
Y, en el caso de la señora Bachelet, no sólo eso, si no que Fidel reciprocó la visita con un endoso gratuito a las aspiraciones marítimas de Bolivia y un desaire a Chile.
La autorizada voz de Lula también debió haber dado escalofrío a Hugo Chávez, el ex paracaidista y socialista venezolano que se aferra al poder para desesperación de sus compatriotas dignos que no están dispuestos a cambiar su voto por un plato de comida.
Venezuela, un país bendecido con grandes riquezas naturales y que en tiempos mejores se alzó como una legítima fuerza en el concierto de las naciones latinoamericanas, ha sido relegada por las ideas y acciones de Chávez a un segundo plano.
Brasil, en cambio, habla de igual a igual con Estados Unidos, sin recurrir a insultos y acusaciones sin base, como ocurre en el caso del desorbitado presidente venezolano.
Lula y Obama examinaron ampliamente la situación financiera mundial y la incidencia que el derrumbe económico ha tenido en sus dos países, prometiendo que harán lo posible por buscar remedio a la situación en la reunión del Grupo de los 20.
Al mismo tiempo, exploraron los medios para una estrecha colaboración en el campo de la energía no dependiente del petróleo, un sector en el cual Brasil está más adelantado que Estados Unidos.
“Estados Unidos tiene mucho que aprender de Brasil”, confesó Obama al hablar sobre los recursos de energía renovable.
Un punto de desacuerdo entre los dos países es el gravamen que Washington aplica a las importaciones de productos como el etanol, que Brasil está en condiciones de suplir a Estados Unidos para paliar la dependencia del petróleo. Es un punto delicado que toca a muchos intereses estadounidenses y, aunque no hubo un avance decisivo sobre la materia, Obama dejó la puerta abierta para una solución en el futuro.
Ambos mandatarios hablarán nuevamente durante la Conferencia del Grupo de los 20 en Inglaterra el 2 de abril y luego cuando Obama vaya a Brasil, como ya lo anunció. La visita de Lula fue la primera de un presidente latinoamericano desde que el nuevo gobernante, de 46 años, asumió el poder, el 20 de enero.
La visita a la Casa Blanca culminó con una conferencia de prensa conjunta de los dos presidentes, con Lula conmiserando a Obama por los problemas que enfrenta debido a la crisis financiera, a lo que el nuevo mandatario estadounidense le respondió, en medio de risas, que eso coincidía con lo que le dice su esposa.
Saturday, March 14, 2009
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