Monday, March 30, 2009

Obama bajo ataque

Críticas de la derecha y la izquierda
Por Herman Beals
NUEVA YORK. La derecha ataca a Barack Obama por su excesiva injerencia en el sector económico, al extremo de que muchos consideran que su gobierno trata de implantar un socialismo al estilo europeo; la izquierda lo critica por aumentar la presencia militar en Afganistán, haciendo suya una guerra que, en opinión de muchos expertos, no puede ganar; y los moderados están empezando a expresar la preocupación de que Hillary Clinton –ahora secretaria de Estado— estaba en lo cierto durante la campaña al decir que el joven y ambicioso político demócrata no tenía la experiencia necesaria para ser presidente.
En ese concierto de criterios encontrados, hay aún otro sector, encabezado por un prominente izquierdista ganador del Premio Nobel de Economía, que quisiera que el presidente dedicara aún más dinero a rescatar la economía y a sus proyectos de corte social, no importa que el déficit fiscal pueda hacerse insostenible en el futuro.
La verdad probablemente reside en el medio de esas posiciones extremas, pero lo cierto es que las dudas sobre Obama han comenzado a acumularse, especialmente porque sus supuestas soluciones para la devastadora crisis económica no están dando resultado, por lo menos hasta ahora.
La popularidad del mandatario en las encuestas lo colocan con una aprobación favorable de alrededor del 60 por ciento, pero eso ya representa una marcada baja desde sus primeros días en la Casa Blanca. Además, a muchas personas que votaron por él se les hace difícil admitir que pueden haber estado equivocadas y están dispuestas a otorgarle un tiempo más antes de emitir una opinión desfavorable.
La nueva realidad es especialmente palpable en los medios de información. La prensa que hasta antes de la elección se deshacía en elogios para Obama, ahora está teniendo segundos pensamientos al respecto.
En su afán por deshacerse de los gobiernos republicanos y de la herencia de George W, Bush, la gran mayoría de prensa apoyó ciegamente a Obama. Varios diarios importantes que adoptaron esa posición estaban ya en difícil situación económica y su “Obamanía” en vez de ayudarles les hundió aún más. Cuatro o cinco de ellos han cerrado sus puertas, Otros se han visto obligados a reducir páginas y secciones o han optado por publicar exclusivamente en la Internet,
Pero las dudas han surgido no sólo entre los órganos de prensa que pasan por dificultades económicas.
The Economist, que a pesar de su origen británico no tuvo problemas para incursionar en la política estadounidense y endosar a Obama poco antes de las elecciones de noviembre, se ha sumado ahora al coro de críticos.
“La sorpresa más grande de los primeros dos meses del señor Obama no han sido sus medidas (la mayoría de las cuales ya había anunciado), si no una cierta ausencia de competencia”, dijo la revista considerada de gran influencia en el mundo económico.
Y agregó: “El hombre que se ganó el apodo de “No Drama Obama” por su disciplinada campaña, desde que llegó al poder ha resbalado en una cáscara de banana tras otra”.
Eso es música celestial para los oídos de los opositores republicanos que, ahora desplazados de la Casa Blanca y en minoría en la Cámara de Representantes y el Senado, han denunciado como exorbitantes y perjudiciales los rescates económicos impulsados por el actual gobierno, todo ello acompañado por una excesiva injerencia en la empresa privada.
En el lado opuesto de la valla está Paul Krugman, el izquierdista Premio Nobel de Economía, profesor de Princeton e influyente columnista del diario The New York Times,
Krugman aparece esta semana en la columna del semanario Newsweek acompañado del título “Obama está equivado”.
El economista y sus seguidores, sostienen que las medidas impulsadas por Obama no son suficientes para devolver la solvencia al sistema bancario y económico del país. Los 787.000 millones de dólares comprometidos hasta ahora por el mandatario no le parecen bastantes al barbudo columnista.
Diversos sectores izquierdistas aliados del Partido Democrático también están haciendo oír su descontento con la posición moderada de un creciente número de legisladores de esa tienda política, que consideran que las medidas económicas de Obama serán perjudiciales para la nación en el futuro.
“Creo que eso es muy poco cuerdo y no ayuda”, dijo Harry Reid, jefe de la mayoría demócrata en el Senado quien, junto con la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, son los portaestandartes de la política de Obama en el Congreso.
Las quejas de los izquierdistas, sin embargo, están más dirigidas a las medidas anunciadas por Obama para aumentar la participación militar de Estados Unidos en Afganistán que a la política económica del nuevo gobierno.
Los liberales temen que Afganistán sea para Obama lo que Iraq fue para Bush y lo que Vietnam representó para la nación en el pasado.

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