Sunday, December 13, 2009

CHILEAN-ENGLISH

Herman Beals
Una vez, cuando era editor de United Press International en Nueva York, escribí una nota diciendo que los chilenos hablaban raro, lo que provocó algunas reacciones adversas. Posiblemente ahora podrían levantarse más cejas con esta afirmación: los chilenos hablan raro y escriben peor, por lo menos en la prensa.
Casi nunca leo ahora a la distancia los diarios chilenos, pero el día de las elecciones presidenciales decidí abrir la edición cibernética de El Mercurio.
Mejor no lo hubiera hecho.
Aparte de una ortografía dudosa, uno de los títulos decía que la actriz Elizabeth Taylor “se ausentó” de la inauguración de su propia joyería en Los Angeles.
Pero resulta que la veterana artista nunca fue a la inauguración, por lo cual no pudo ausentarse.
Una cosa es decir que la señora Taylor estuvo ausente y otra que se ausentó. ¿Y que hay de malo con no asistió?
En la misma edición, se atribuía al capitán de la selección chilena, Claudio Bravo, haber dicho, refiriéndose al grupo en que jugará su equipo en el próximo Campeonato Mundial en Sudáfrica:
“Estamos en un grupo abordable”.
¿Acaso los grupos del torneo son ahora como La Esmeralda y Arturo Prat?’
¿Abordables?
Esa perla apareció en la sección de deportes de El Mercurio, que previsiblemente, se llama “Deportes Full”.
¿Full?
Para mentir y comer pescado hay que tener mucho cuidado.
También para escribir en inglés.
Cuando en Estados Unidos alguién pone gasolina (bencina en Chile) en su automóvil, pide un estanque “full”, si lo quiere lleno.
Cuando alguién ha comido mucho o ha quedado satisfecho dice estar “full”.
Si un diario quiere anunciar que ofrece amplia cobertura deportiva, puede decir, “Total Sports”, pero no Sports Full
Durante una asamblea anual de la Organización de los Estados Americanos, de paso una de las entidades más inútiles del mundo, una periodista chilena me dijo que una de las resoluciones adoptadas en la reunión “no me infla”.
Creí que le había oído mal, que por favor repitiera lo que había dicho.
Me miró sorprendida y me dijo “No me infla”.
Derrotado, le pedí que me explicara. Aún más sorprendida por mi ignorancia me explicó que “no me infla” se traducía como “no me gusta”.
Con toda seguridad puedo decir que esa clase de idioma tampoco me infla a mí.

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